friends don't look at friends that way - willgan

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Fargan estaba levemente nervioso y Willy lo notaba, pero realmente no le dijo nada.

- Willy he quedado con Rubius para una cosa que me ha llamado él. - Informó Fargan dándole un corto beso en los labios al otro.

- Está bien. - Respondió el otro cerrando levemente sus ojos para después de estirazarse completamente como un gato.

- Te quiero. - Le dijo Fargan desde la puerta, haciendo que el albino respondiese un "yo también".

Willy ya solo abrió los ojos y se levantó, pues haría cosas productivas, como comprar un anillo de compromiso.

Después de hacer unas compras, el albino vió lo que había comprado finalmente, ahora el nervioso era él.

Había quedado con Fargan para mirar el atardecer juntos, como en los viejos tiempos.

Así que se guardó el regalo de una forma que el emplumado no lo viese, pues sería una sorpresa.

- ¡Tortuguita! - Le llamaron por detrás, pero él ya sabía quién era. Fargan giró a Willy para darle un largo beso en los labios y después de acariciarle levemente la mejilla, el albino cerró los ojos por el tacto, la verdad era muy relajante.

- Cariño, ¿Como te ha ido con Rubius? - Preguntó el albino cogiéndole la mano a Fargan, para que vieran desde un acantilado el maravilloso atardecer con el paisaje de las montañas.

El búho se puso un pelín nervioso, Willy lo notó ya que era una persona muy observadora.

- Todo bien, ha habido unos pequeños dilemas, pero ya está todo solucionado. - Le respondió el emplumado sentándose al borde del acantilado, y el albino repitió sus acciones para sentarse a su lado.

- Me alegro. - Le dijo sincero el albino, pues Rubius también era un gran amigo suyo, aunque fuese un grano en el culo a veces.

Todo se quedó en silencio porque empezaron a observar atentos el atardecer, pero en verdad cada uno estaba metidos en sus pensamientos.

- Tengo algo que decirte. - Dijeron rápidamente los dos, haciendo que se mirasen sorprendidos y soltaron una leve risita.

- ¿Ah sí? - Preguntó el búho levantando las cejas, mirándolo de una forma bastante pillina.

- Sí, pero tú primero. - Le dijo el albino con una sonrisita.

- ¿Y porqué yo? - El búho hizo un puchero. - O lo decimos a la vez o no se dice. - El emplumado se cruzó de brazos, haciendo que el otro lo mirase burlón.

Desde luego que Fargan era infantil a veces, pero era adorable.

- Está bien. - Accedió el albino algo nervioso, aunque el búho también lo estaba.

- 1. - Empezó a contar el búho.

- 2. - Le siguió el juego el otro algo nervioso.

- 3. - Finalmente dijo Fargan.