Caminaba por la calle cerca al colegio, las clases terminaban en dos semanas y pronto los estudiantes tomarían un transcurso diferente; al menos el que mas le permitiera este pueblo.
Quería encontrarme con Samantha en la biblioteca para poder hablar, crear una especie de conexión para que confiara en mi. No sería una tarea fácil, por más que estuvieran cegados por una religión no me dejaba en mucha más ventaja que ellos. Si quería introducirme en el centro de todo esto, debía al menos intentar entenderlos. Y eso haría.
Cruzo el portón del colegio y observo una de las guías que hay pegadas en una de las paredes, según esto la biblioteca esta en el nivel cuatro, el último piso. Me dirijo al ascensor e indico a donde quiero llegar, una vez abiertas las puertas distingo unas enormes puertas de madera al final del corredor, sin perder mucho tiempo me acerco decidida y me reciben dos hombres con una mirada de desconfianza.
-¿Pase? - me pide uno de ellos.
De mi bolsillo trasero extraigo la tarjeta que me dio Sam el otro día y se las muestro. Comparten una mirada y luego se abren paso para dejarme entrar. No sé como debo reaccionar aquí, si agradecerles o no mencionar palabra alguna. Opto por algo sencillo, sonreír.
Abren las puertas y con pasos cortos entro. Vaya, no debía subestimar este pueblo, un claro ejemplo de ello eran esas estanterías, definirlas como grandes quedaba corto. Había filas de estantes y estaban separados de un lado por unas etiquetas de colores, debían haber por lo menos quince y eso no era todo, yendo un poco a la izquierda se encontraban mesas individuales para tomar un tipo de descanso, en otra sección habían sofás en donde tenían una pequeña mesa en el medio.
Ha decir verdad, esperaba encontrarme con unos cuantos libros en un espacio minimizado. Pero resultó siendo todo lo contrario.
A unos cuantos pasos de mi se encontraba la recepción, en donde claramente estaba la persona que buscaba. Dibujo una sonrisa en mi rostro y me acerco, en cuanto me ve se congela un segundo antes de imitar mi gesto.
-¡Darya! - dice entusiasta.
Bien, hora de actuar.
-Sam - digo haciendo mi mejor esfuerzo en no poner una mueca.
-Pensé que vendrías el otro día - ah, eso.
-No sabes cuanto lo siento - respondo cabizbaja, jugueteando con mis manos - Ese día estuve algo... ocupada.
Que estupidez, detestaba tener que actuar, y más si tenía que tomar el papel de chica tímida e insegura.
-Oh, esta bien - le resta importancia y se gira hacia las otras chicas de la recepción, aprovecho ese momento para observarlas también y grabarme sus rostros lo mas que pueda - Susan, Margo... ella es Darya, voy a ayudarla a que conozca más sobre el pueblo y nuestro líder.
Las chicas se giran ante el llamado y no pierden un segundo para escanearme con los ojos, al parecer es costumbre. Asienten con una pizca de duda pero lo pasan por alto y vuelven a enfocarse en lo que sea que estaban haciendo. Sam gira sobre sus talones nuevamente y me mira sonriente.
Okey, ¿esta chica siempre era así? irradiaba alegría por donde fuera que la viesen. Muy por el contrario de las demás que se veían algo apagadas. Sale del mostrador y se acerca manteniendo su distancia. El otro día no pareció acatar esa norma al parecer.
-Ven, sígueme - eso hago - ¿Por dónde quieres empezar?
¿Por dónde quiero empezar?¿Por dónde empezaría ella, qué considera que es primordial como para mostrármelo desde el principio?
-No lo sé, tu solo... enséñame.
Sí, enséñame qué consideras importante y así quebrantarlo con la verdad.
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Catarsis © [Sin Corregir]
Misterio / SuspensoEl pánico fundía el lugar. El pánico carcomía a la gente. «¿Quién era el asesino?» y «¿Por qué cree que tiene derecho a juzgar y arrebatar vidas?». Eran preguntas que había escuchado estos meses por parte de personas que no sabían que yo estaba ahí...