Catarsis © [Sin Corregir]

Capítulo 23| ¿Qué Hice?

Los golpes en la puerta empezaron a magullar la superficie de madera, habían gritos amontonados del otro lado.

−¿Cuánto crees que tardaras? −pregunto intentando sonar serena.

Vladimír estaba concentrado en su ordenador, a la par de la caja fuerte. Nunca ha sido mi fuerte la tecnología así que no tenía claro qué tan difícil era esa tarea. Por el momento lo único que podía hacer era mantener mi arma en alto y no fatigarlo con apuros.

Él le echa un corto vistazo a la puerta y a mí, luego vuelve a bajar la mirada.

−Al menos diez minutos −contesta.

¿Diez?

En diez minutos ya estaríamos a la vista de todos.

Podría dispararle a alguien, al menos así los alejaría un poco de la puerta, o haría que ellos respondieran y nos dispararan de vuelta. No dudaba en que tuvieran armas.

−Eso es demasiado −susurro.

−Tal vez siete −agrega al escucharme.

Las bisagras de la puerta trasera chillan, me giro de inmediato para apretar del gatillo a quien sea que haya entrado y me detengo de golpe al ver a Darya con cara de mal humor.

−¿Se puede saber qué putas hacen? −suena impaciente. Observa anonada a Vladimír y a mí−. ¿Se volvieron locos?

−¿Sabías que había una caja fuerte? −le pregunto con voz trémula.

−No.

Saca su arma y se sitúa a mi lado al ver lo que estoy haciendo.

−Definitivamente ustedes dos son idiotas −suelta. No digo nada−. En minutos entraran por ambas puertas −niega.

−Lo sé.

−No me jodas con que lo sabes, Ahren. No podemos cagarla.

El ambiente está cargado de tensión. De nuevo observo a Vladimir, ¿no puede hacerlo más rápido?

−¿Qué se supone que está haciendo? −pregunta incrédula.

−Intentar abrir la caja, puede ser que lo que haya ahí dentro sea importante.

−¿No has pensado en llevártela?

−Esta integrada al muro −respondo−. Además si pudiéramos hacerlo sería muy pesada para correr con facilidad.

Darya reparte una mirada entre su arma y la caja. Se acerca con pasos firmes a ella, y, sin consultarlo con ninguno, dispara contra el pequeño teclado de números.

−¡¿Pero qué haces?! −pregunta shockeado el pelinegro.

Yo evito decir nada y quejarme, una discusión ahora no es la mejor opción. La luz del teclado parpadea unas cuantas veces antes de apagarse por completo. Darya vuelve a disparar esta vez contra la pequeña compuerta de la caja y busca con la mano una abertura, en eso Vladimir cierra su computador con fuerza.

−A un lado −le da un empujón a mi hermana con la mano y sin esperarlo, le da un puñetazo a la compuerta. Esta se hunde con un sonido de quebradura. Aleja la mano para tomar impulso y vuelve a encajarla en el mismo lugar, creando una grieta.

Debe estar loco...

−¿Ves? Algunas veces la violencia es mejor opción −Darya sonríe. Yo la miro con desaprobación.

Otro puñetazo suena pero me concentro en seguir apuntando a donde provienen la mayoría de golpes de esos tipos.

−Wer ist da?! −¿quién esta ahí? Alguien pregunta con voz grave, a juzgar por su tono, está bastante enojado−. Jetzt geöffnet!