Darya Ivanov Bykova
Estaciono el auto frente a la iglesia y espero. Vladimír aparece a un lado y abre la puerta del copiloto, entra al carro y se inclina hacia los asientos de atrás, tira de golpe su maleta de mano a las sillas traseras y suelta un suspiro.
−¿Qué te pasa? −pregunto pisando el acelerador.
−Qué molesto es ese lugar −sopla. Se lleva las manos al cuello y afloja su corbata.
−Seguro −digo como si nada−. Perdimos el tiempo, no hicimos absolutamente nada.
−Te equivocas −repone firme.
−¿Por qué? Ilumíname.
−No tenía sentido apostar seis ceros si el resultado iba a ser el mismo: perder. Tú querías que hiciera competencia, ¿y nosotros qué logramos más que darles dinero gratis?
−¿Que noten abiertamente tu participación para que te inviten a próximos eventos, por ejemplo?
Vladimír se ríe con sequedad.
−¿No escuchaste? −interpela−. Todos fueron invitados.
−Eso es mera suerte.
−Suerte o no, tenemos otra oportunidad.
No digo nada y acelero con más fuerza.
La conclusión del día de hoy es que debíamos volver a ese lugar. O bueno, Vladimír lo haría.
Dos minutos después pasábamos frente a la plaza central del pueblo, y para nuestra sorpresa, habían policías regados por cada rincón. Miro a mi acompañante y él también parece confundido.
−¿Qué crees que hizo? −hago referencia a mi hermana.
−¿Estará bien? −su cara se descompone−. Debemos volver rápido.
Pongo los ojos en blanco.
−Alto ahí, don preocupación, no podemos ir a su casa, idiota.
−Puede que esté herida −añade con prisa.
−La conoces, sabe defenderse −son mis únicas palabras.
−Pero... Joder, ¿no te preocupa su estado?
−¿Su estado? −lo pienso un segundo y me encojo de hombros−. Ñe, me da igual.
Conociéndola, me preocupa más saber qué le habrá hecho a un pobre chico.
−Voy a llamarla −dice, y no parece que busque mi autorización porque de inmediato busca su teléfono y marca a su número.
Refunfuña cuando ella no le contesta pero se ve más tranquilo.
−Ve el lado positivo, te colgó pero al menos sabes que está viva −comento con una fingida sonrisa.
Vladimír me pone mala cara y mira por el lado de la ventana, ignorándome.
Ahren Montgomery
Gabriel... No hay registros con su nombre en ninguna parte.
Es mi padre, pero no sé nada de él desde hace bastante. Es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra.
En el internet tampoco aparece nada que ya no sepa.
Frustrada me echo hacia atrás y me deslizo con la silla giratoria hasta otro monitor. Tal vez Frank tenga contacto con él −lo dudo mucho−, pero sé que si lo llamo no será una conversación agradable. Todavía sigo esperando que encuentre los modos en que −según el− volverá a hacer que le tenga respeto.
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Catarsis © [Sin Corregir]
Tajemnica / ThrillerEl pánico fundía el lugar. El pánico carcomía a la gente. «¿Quién era el asesino?» y «¿Por qué cree que tiene derecho a juzgar y arrebatar vidas?». Eran preguntas que había escuchado estos meses por parte de personas que no sabían que yo estaba ahí...