SEGUNDA PARTE
14/10/2018
Y así fue.
Samantha fue sometida a una hipnosis para configurar sus recuerdos. Darya intentó hacerlo por ella misma pero sus esfuerzos fracasaron considerablemente por lo cual, nos vimos en la necesidad de recurrir a un experto.
Mi hermano...
Psiquiatra, reconocido en Moscú por ser uno de los profesionales en salud mental más solicitados para ayudar a otros a superar traumas del pasado mediante hipnosis. Al principio, lograr que la joven rubia se ofreciera fue exhausto, me vi en la necesidad de medicarla para tranquilizarla. Al final fue un éxito.
Samantha regresó a su casa un día después y a su rutina obsesiva de querer ayudar a sus amigos. Las primeras semanas, seguirla fue complicado puesto que ella debía de tener a alguien vigilándola todo el tiempo, pero, con el paso de dos meses decidieron dejarla al fin en paz.
Tanto ella como muchos otros jóvenes se graduaron, la ceremonia se celebró −como era de esperarse− en la iglesia. Allí disfrutaron de una gran fiesta familiares y amigos, inclusive yo estuve allí −nuestra amistad ya era más estrecha−. Y todo seguía igual para mi hermana y yo, seguíamos en la búsqueda de esas personas.
Por otro lado, Vladimír consiguió entrar a la red del pueblo.
El hackeo salió a la perfección y sin ningún error que pudiera causar sospechas. Le tomó alrededor de seis horas lograrlo pero lo hizo. Desde ese día hemos estado muy pendientes de todos los archivos, revisamos todas las carpetas que entren y salgan. Por el momento solo nos ha arrojado dos datos importantes:
El primero: el nombre del alcalde, él pertenece a la familia del fundador de Sorak. Y el segundo: su dirección de domicilio.
Pero no iríamos por él, al menos por ahora.
Seguía pensando que profanar la iglesia para buscar los nombres de esos líderes era necesario, pero tanto Darya como Vladimír coincidían en que era mejor esperar. Y era lo que estábamos haciendo, retrasar algo que yo consideraba inevitable. Justo como lo pensé, Vladimír no se despegaba de nuestro lado, o del mío; desde que nos ayudó con esos ordenadores se esmeró en apoyarnos y en seguirnos a todos lados.
Relativamente, íbamos bien.
Relativamente, nada había cambiado en esos seis meses.
Hasta que, en la noche de hace dos días recibí una llamada a horas de la madrugada proveniente de Samantha.
−¿Pero qué...? −mi teléfono vibraba sin parar, no servía el hecho de que lo ocultara baja mi almohada para no escucharlo más, no, porque siempre se volvía a activar ese incesante ruido.
Al mirar la pantalla el nombre de la rubia se vislumbraba con letras blancas. Tenía seis llamadas suyas sin corresponder por mi parte.
−¿Sam? −pregunto algo desorientada por el sueño.
−¡No puedo! −su voz es un susurro pero se escucha desesperada. Cosa que me alerta.
Me siento sobre la cama para escucharla mejor.
−¿Samantha, estás bien? −pero no responde por estar balbuceando. Su llanto incrementa, su respiración se torna agitada−. ¿Dónde estás? −me oigo preguntar, preocupada−. ¿Quieres que te vaya a buscar?
Sollozos.
−No... no lo hagas. Me están vigilando −empieza a haber interferencia.
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Catarsis © [Sin Corregir]
Tajemnica / ThrillerEl pánico fundía el lugar. El pánico carcomía a la gente. «¿Quién era el asesino?» y «¿Por qué cree que tiene derecho a juzgar y arrebatar vidas?». Eran preguntas que había escuchado estos meses por parte de personas que no sabían que yo estaba ahí...