Capítulo 38| Final

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25/06/2019

Un pueblo. 

Dos hermanas. 

Y una mentira. 

Presentía que mi tiempo en este pueblo se había agotado, le ofrecí a este lugar más de dos años de mi vida, y todo para darme cuenta que la respuesta siempre estuvo a mi lado, frente a mis ojos. 

Darya.

Me lo contó todo por medio de una llamada, no se atrevió a darme la cara. ¿Por qué? Presentía que la pena no era algo que estuviera sintiendo por hacerme lo que me hizo, entonces, ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Cómo no lo pensé? Fue ella quien me incitó a venir, fue ella la que logró que mi atención se centrara en Sorak.

Tal vez me obsesioné, siempre, mis deseos más grandes se enfocaban y concordaban con un solo pensamiento, se unificaban con el deseo de querer eliminar esa parte desalmada de las personas. 

Me dejé cegar. 

No mantuve la cabeza fría. 

Nunca me llegué a cuestionar ni un poco si lo que he hecho está bien o mal, y no lo he hecho precisamente porque sé a la perfección que no represento en nada a esas personas de bien, sé que lo que he hecho está mal, pero... ¿Qué tan mal estaba a comparación de los demás? 

¿Qué tan descabellada era la idea de si quiera pretender que podía competir contra los deseos reprimidos de aquellos pederastas? 

Mis intenciones eran buenas...

Solo quise ayudar a esas personas que no sabían cómo defenderse a sí mismas, solo quería que se dieran cuenta del entorno enfermizo en el que se encuentran, solo quería... 

Pero no lo logré, no hice nada que les abriera los ojos. 

Seguramente hice las cosas mal, no fui lo suficientemente persistente, tal vez solo me encargué de colmar mi frustración interna que llevaba guardando hace años y por eso no me detuve a pensar lo que pensaban los demás, porque a sus ojos siempre hubo alguien que llegó a su hogar para asesinar a sus líderes, pero nunca les hice saber por qué. 

Ese fue mi principal error. 

Las violaciones, las subastas, los castigos. 

Solo lo sabía aquel que pasó por eso, los demás seguían ignorantes a esos hechos. 

Intenté, en serio quiero creer que intenté solucionarlo, pero cuando más me esmeraba para acabar con todo eso, más se esmeraban en fortalecerlo. Me deshice de la mayoría de líderes y ahora, en cuestión de horas, iban a anunciar a los nuevos integrantes. 

Apreté mis manos con fuerza. 

Algo cambió. 

Desde que perdí el control he estado recuperándome, o eso creí, ya no estoy tan segura de eso. Me siento diferente, de algún modo. No me preocupa casi nada, me dejo llevar por los impulsos, mis emociones son tan contradictorias que mi cabeza esta envuelta en un lío. Y para ser sincera, me agrada más las sensaciones que me invaden cuando la adrenalina fluye. 

Me he dado cuenta que mi lado masoquista ha salido a a luz.

La voz del reportero se escuchaba por toda la sala llenando la estancia, expresando el inmenso dolor que causaba su muerte en todos los ciudadanos. Tras de él se apreciaba claramente como el cuerpo inerte era sacado de esa lujosa propiedad con una bolsa negra cubriéndole.

Ja, deberían mostrarle al mundo lo expuesto que quedó, junto con sus descaradas costumbres.

Las personas a mi alrededor lloraban su pérdida, las jadeantes y dificultadas voces pronunciaban aquellas palabras que tan tediosas eran de escuchar; cada vez era más insoportable ocultar el repudio, repulsión que les guardaba. La tarea se dificultaba cuando afloraban nuevos pensamientos.

Catarsis © [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora