Su arma me apuntaba directo a la cabeza, por su cara, parecía que estaba dispuesta a disparar, pero entonces, me fijo en que no sabe sostener la pistola, que sus manos tiemblan y que su pecho se agita violentamente.
"Si quieres disparar, al menos debes retener la respiración para tener un objetivo fijo. No vaciles, Ahren, eso te puede costar demasiado".
−¿Quién eres? −pregunta la mujer.
No contesto.
Tirada en el piso, levanto las manos. Miriam reafirma el agarre en su arma e insiste.
−¡Habla! ¡¿Quién eres?!
De nuevo, reparo en que ni siquiera ha quitado el seguro. Pero no la iba a provocar, o al menos no hasta ver de lo que es capaz. Me la estoy jugando.
−Lexy, Lexy... Me llamo Lexy −respondo con rapidez.
−¿Lexy?
−Sí.
−No conozco a nadie que se llame así. ¡No me mientas!
−No miento −suelto−. Es verdad.
Da un grito de frustración y sacude los brazos como si intentara asustarme. Lentamente bajo las manos y las apoyo sobre el piso, con los codos me inclino a adelante, hasta sentarme. Miriam no se pierde ningún movimiento, aun así, no dice nada para detenerme.
−¿Qué estás haciendo en mi casa? −escupe.
−Yo... Pensé que no había nadie.
Eso no es una buena respuesta. Aunque es la verdad.
−¿Y qué más? ¡No tienes derecho a entrar! ¿Qué pensabas hacer, eh? Esto te puede salir muy caro.
−Yo no...
−Te has metido en graves problemas −no me deja terminar.
Miro sus piernas, están tensas. Para tener equilibrio deberías tener, al menos, un pie delante del otro.
−¡Mírame! −espeta. Hago lo que me pide, con los ojos desorbitados−. ¿Cómo entraste?
−¿Por la puerta? −insinúo.
−No, eres una mentirosa, una pecadora...
Ay, por favor, que no diga tonterías.
−He escuchado cómo rompías la ventana −¿y entonces por qué lo pregunta?−. ¿A qué has venido? ¿Alguien te mandó?
−No... −voy a decirle que tengo curiosidad por saber dónde vivía Samantha, pero lo pienso mejor−. No tenía opción, me amenazó.
Y sé que no sueno convincente.
Como por arte de magia, mis ojos se llenan de lagrimas para mejorar mi actuación.
−Por favor, n-no, no me dispare −sollozo.
−¿Es qué no lo entiendes? ¡No quiero mentiras! Te voy a matar si no me dices la verdad, puedo ser realmente peligrosa.
Y es precisamente la palabra que utiliza: matar, junto con peligro que logra llamar verdaderamente mi atención, intento evitar soltar una risa.
−¿E-en... serio? −pregunto.
−No juegues con mi paciencia y responde −riñe entre dientes−. ¿Quién eres realmente y a qué has venido?
Me inmuto. Realmente me sorprende. Tiene agallas.
−Te lo dije −repito con tono agudo−. Me llamo Lexy, me amenazaron para...
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Catarsis © [Sin Corregir]
Misteri / ThrillerEl pánico fundía el lugar. El pánico carcomía a la gente. «¿Quién era el asesino?» y «¿Por qué cree que tiene derecho a juzgar y arrebatar vidas?». Eran preguntas que había escuchado estos meses por parte de personas que no sabían que yo estaba ahí...