−Necesito una foto de Richard.
−No tenemos muchas fotos de él, ¿te sirve la que viste el otro día?
Con una mirada le basta para saber que no estoy bromeando.
−Buscaré en los álbumes. A él nunca le ha gustado las fotografías.
Alex me da una mirada de precaución antes de subir las escaleras y advierte.
−Quédate aquí.
−Tranquilo, Sherlock −me rio−, no soy una ladrona.
No parece más tranquilo pero sube de igual forma. Aprovecho ese momento para sacar mi teléfono y marcar el número de Vladimír. Este no se hace de esperar y contesta al segundo tono.
−Espero que no me estés llamando porque estás en problemas −dice al instante−, porque no puedo detener el jet por más que amenace al piloto para regresar.
Suelto un suspiro y le sigo el juego.
−Qué mal por mí entonces −digo−, moriré sola y desamparada.
−Hablo en serio, ¿estás bien?
−Sí −respondo−, solo necesito un favor .
Escucho del otro lado del parlante su profunda respiración.
−Vaya, me fui hace menos de tres horas y ya me necesitas. ¿Qué es lo que quieres ahora?
Antes de continuar le echo una mirada a las escaleras, no vaya a ser que Alex termine siendo un chismoso y esté escuchando mi conversación.
−Me gustaría que buscaras a alguien por mí, no estoy segura pero puede que esté en Rusia.
−¿Qué persona?
−Un hombre, se llama Richard Sokolov, aunque cabe la posibilidad que sea un nombre falso.
−Mhm, haré lo que pueda y te aviso, ¿qué sabes de él?
−Es uno de los líderes de la fase cinco del pueblo, también es el padre de Alex.
−¿Quién es Alex?
−Era el mejor amigo de Samantha, pero eso no importa −lo corto−, lo necesito cuanto antes.
−Está bien, haré que lo busquen, pero no te puedo asegurar nada.
−Gracias −expreso sin sonar desesperada, pero no he terminado.
−Bien, voy a colgar −avisa.
−Espera −digo antes de que lo haga−, necesito algo más.
−¿Algo más? −suena inseguro−. ¿Algo como qué?
Inhalo y exhalo. ¿Cómo se lo tomará?
−Dinero −admito−, mucho dinero.
Entonces se hace el silencio.
Sé que tiene demasiada pasta, él y su familia, así como también sé que si desaparecen ciertas cantidades sin motivo aparente habrá problemas. No por ser un Gelman hay excepciones. Espero −impaciente− a que me diga algo, pasan diez segundos en donde la única señal que tengo de que no me ha colgado es porque miro la pantalla de mi celular.
Admitirle −en específico a él− que no tengo el dinero suficiente para hacer lo que quiero, es humillante. Tal vez si no hubiera invertido en esa casa y sus remodelaciones tendría algo ahorrado. Y aun si tuviera todo mi dinero guardado, no creo que sea suficiente.
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Catarsis © [Sin Corregir]
Misterio / SuspensoEl pánico fundía el lugar. El pánico carcomía a la gente. «¿Quién era el asesino?» y «¿Por qué cree que tiene derecho a juzgar y arrebatar vidas?». Eran preguntas que había escuchado estos meses por parte de personas que no sabían que yo estaba ahí...