Los cuatro amigos caminaban como todos los días de camino a clase. Hablaban de cualquier chorrada cuando un grupo de chicas se acercó a ellos, a San específicamente. El día anterior, el chico se había encontrado con dos de ellas mientras salían de la biblioteca. Tenían uno de sus libros favoritos en las manos y hablaban sobre él, así que no pudo evitar meterse en la conversación. La forma tan apasionada con la que las había hablado de la historia había cautivado tanto a las chicas que aquel día habían ido a buscarle con unas amigas para que las leyera un capítulo. Tenían curiosidad por como leería aquella historia que tanto parecía gustarle, pues corrían rumores sobre él y la forma especial que tenía de leer cuando los profesores le mandaban hacerlo.
San no se negó y accedió a leer las primeras páginas para ellas hasta que sonara el primer timbre de clase. Sus amigos se quedaron observándolo con una sonrisa. Cuando San leía en alto, cautivaba a cualquiera. No solo era el timbre de su voz, si no la perfecta entonación que le daba a cada palabra llenándola del significado que guardaban como si fuera el mismo escritor hablando desde el fondo de su corazón.
Con un leve giro que acompañaba a sus palabras, sus ojos se encontraron. Las mejillas de San se tiñeron de rojo como si el vuelco que le había dado su corazón hubiera provocado que este mismo subiera hasta ellas. Lo estaba mirando, lo había escuchado y no sabía que hacer al respecto. No se había imaginado que la primera vez que se fijara en él sería de aquella forma, aunque él no era consciente de que aquella no era la primera vez que el otro se quedaba observándolo. No se había imaginado que la primera persona que le escuchara leer en alto de verdad, y no fingiendo leer como los demás como lo hacía en clase, sería precisamente él. No se había imaginado que tras aquel intercambio de miradas, el contrario se pondría a aplaudir con entusiasmo y lanzando vítores por su admirable lectura. Lo invitaría a tomar un café. Charlarían toda la tarde. Se despedirían en la puerta de su casa.
Con un leve giro que acompañaba a sus palabras, su mirada se detuvo en una se las chicas para hacer una pausa llena de suspense. Ellas cogieron aire mirándolo ansiosas por saber lo siguiente que iba a pasar. En ese mismo momento, Yunho sintió que alguien pasaba por detrás de él. Se dio la vuelta descubriendo a Seonghwa entrando en el patio del instituto, pasando de ellos sin detenerse a observar la escena.
- ¡Seonghwa-hyung! - lo llamó alzando la mano para captar su atención. San estaba demasiado concentrado en mantener a sus espectadoras en el hilo de la historia junto con él como para darse cuenta de que uno de sus amigos se separaba de la escena para encontrarse con el chico del que llevaba más de un año enamorado.
- ¡Oh! Hola Yunho - le respondió el saludo el apelado, deteniéndose en su camino.
- ¿Qué haces aquí? Te graduaste el curso pasado, ¿no deberías estar en la universidad? - lo preguntó nada más llegar a su lado.
- Tengo algunas horas libres antes de que comiencen mis clases de hoy. Los horarios funcionan diferente en la universidad. Decidí pasarme por aquí a ver que tal iban las cosas.
- Pues ya ves, como siempre - se encogió de hombros - ¿Conoces a mi amigo San? - lo preguntó. Ya que el año pasado Choi no se había atrevido a decirle al mayor sus sentimientos o, al menos, a intentar acercarse a él y ser, como mínimo, su amigo; ahora Yunho no iba a permitir que desaprovechara aquella oportunidad. Por suerte, aún podía volver a verlo. El alto iba a ayudar a su amigo lo máximo posible ya que este no se atrevía a hacer las cosas por sí mismo.
Los ojos de Seonghwa brillaron con nostalgia y asintió bajando levemente la mirada. Pero Yunho apenas notó el cambio de actitud. Le dijo lo que su amigo estaba haciendo y lo llevó casi a rastras a verlo diciendo que tenía que escucharlo solo por lo magnífico que era. El mayor sintió como si viajara atrás en el tiempo, a una época más feliz, más sencilla. Una época en la que se dejaba relajar por la voz de cierto chico sonriente que leía como si cantara una dulce canción para él. Solo para él.
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My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]
FanfictionLa soledad es una palabra que esconde tanto significado, tantas sensaciones, tanta necesidad. Quien se siente a gusto con la soledad es porque no siempre está solo. Yunho lo sabía, conocía el significado de soledad y también el de la amistad. No iba...