[veintidós]

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Se llevó los dedos a la frente y luego a sus mejillas. Cerró los ojos con la misma intensidad a la que latía su corazón. La daba la sensación de que le iba a dar un infarto allí mismo. Se llevó las manos al pecho respirando profundamente. Aquello tenía que ser mentira, una broma o el producto de un estúpido sueño. Era demasiado irreal, demasiado ficticio.

Mirándolo desde su perspectiva, sí, era normal que él se hubiera enamorado; al fin y al cabo, Yunho era el chico que le estaba ayudando a salir de su pasado, que había esperado por él y lo había hecho volver a sentir más cosas que no fueran solo el miedo. ¿Qué había hecho él a cambio? No había hecho nada. Yunho le agradecía por permitirlo entrar en su vida, pero aquello lo podía hacer cualquiera. Es imposible resistirse a los encantos del alto. Por su cabeza no se pasaba ninguna razón por la cual pudiera estar enamorado de él. A lo mejor estaba confundiendo sentimientos. Sí, aquello tenía más sentido. Yunho estaba confundido.

Una parte de él, la que manejaba la esperanza, le hacía desear que aquello fuera real. Se imaginaba cómo sería una bonita relación con el alto en la cual no tuviera que sufrir a diario. Pero volvió la parte oscura de él, la gobernada por el miedo, la que le impedía creer que aquello acabara de suceder. Empezar una relación de nuevo. Aún no estaba preparado para eso y no sabía cuando lo estaría. Demasiados recuerdos acudían a su cabeza.

- ¡Hey! Yeosang. ¿Me oyes? Mírame por favor - dijo alguien delante suyo, poniendo sus manos en sus hombros. Al abrir los ojos vio a Seonghwa, preocupado. Más recuerdos inundaron su mente.

Aún no se lo podía creer. Estaba lleno de felicidad y alegría. La persona que más quería en el mundo se le había confesado y ahora estaban saliendo. Se sentía como dentro de una película romántica. ¿Y tan jóvenes? Aquello parecía mentira pero era más que obvio que no se trataba de un juego de niños esta vez. Ellos dos de verdad se amaban.

Subió a la azotea del gimnasio de su escuela con una amplia sonrisa y saltando de felicidad. Iba a gritarlo a los cuatro vientos, pero ya había alguien allí antes que él. Se acercó con curiosidad. Era el mejor amigo de su ahora novio, el chico gracias al cual se conocían. La timidez le hizo sonrojarse y apoyarse en la barra sin decir nada. ¿Qué podía decir? Quería agradecerle, pero no se atrevía.

- Kiyoung me ha dicho que ahora sois novios - le sorprendió entonces con sus palabras el mayor.

- Sí...

- Felicidades - lo miró con una sonrisa, pero no parecía una verdadera sonrisa.

- Eeeeeh... Gracias.- bajó la mirada, avergonzado.

No hablaron más, solo estuvieron así en silencio hasta que terminó el recreo y, lo que no sabía Yeosang, era que, para Seonghwa, aquello era suficiente. Mientras el menor estuviera feliz, no pasaría nada, podría con ello.

Cerca de un año más tarde, el mayor se lo encontraría llorando en aquella misma azotea. Día tras día, el menor iba allí a llorar. La primera vez, intentó consolarlo, pero él hizo como que no pasaba nada y se fue. No supo por qué se hallaba así, pero lo mataba por dentro y no quería volver a verlo sufrir. Sin embargo, lo dejó pasar e hizo como si nada porque sentía que tampoco podía hacer nada. ¿Qué iba a hacer si Yeosang se negaba a ser consolado? Cuando descubrió la verdad tras sus lágrimas, una parte de él deseó no haberlo sabido nunca y otra haberlo ayudado a tiempo.

- Yeosang - volvió a llamarlo cuando sus ojos se encontraron. Estaba allí porque San se había dejado el almuerzo en su casa y había ido a llevárselo porque tenía la mañana libre. Su jefe se encontraba indispuesto y no abriría el local aquel día. Todo había resultado una gran coincidencia, pues se encontraron a Yunho llorando por los pasillos y este le pidió que fuera a consolar al menor, indicándole dónde se encontraba. Por primera vez iba a poder hacer algo para remediar, aunque solo fuera en una muy mínima parte, todo el daño que le había causado a Yeosang.

My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora