[trece]

370 61 246
                                    

Yeosang contempló con curiosidad la habitación de Yunho. Le parecía un gran acto que le hubiera dejado entrar allí pues aquel era su espacio personal. Tenía mucha curiosidad por ver cómo era. Vio el paraguas del día anterior en una esquina de la habitación, junto a los armarios, y recordó la nota que le había escrito y que había dejado en un bolsillo del traje seco del mayor mientras este no se daba cuenta.

- Hyung - lo llamó.

- ¿Sí?

Se giró hacia él. Estaba en la puerta, notablemente nervioso. El menor frunció el ceño - ¿De verdad está bien para ti que esté aquí?

- ¿Qué? Claro que sí. ¿Por que no iba a estarlo?

- Es... tu espacio personal.

- Mis amigos vienen aquí cuando quieren y se toman todas las comodidades del mundo. Yo hago lo mismo en sus casas. ¿Por que no ibas a poder estar tú también aquí?

- ¿Entonces somos... amigos? - dijo la palabra con dificultad, más que por la vergüenza porque sus sentimientos por el alto eran mayores a los de una simple amistad. Sin embargo, Yunho lo asoció a su timidez.

- Sí, claro. Si... tu quieres.

Yeosang asintió con la cabeza - ¿Viste mi nota?

- ¿Tu nota? ¿Qué nota?

- Yo... no es nada - enrojeció y miró al otro lado.

- ¿Me dejaste una nota? ¿Cuándo? ¿Dónde? - miró a todos lados aunque era consciente de que no la encontraría a simple vista porque acababa de recoger la habitación y no había visto nada.

- Ayer, en el bolsillo de tu traje...

- ¿De veras? Espera busco mi traje ahora mismo.

- No hace falta. Es una tontería, no es nada.

- Sí que la hace. Quiero leerla. Puedes sentarte donde gustes - le ofreció mientras se dirigía al armario.

Por suerte, ser un desastre por una vez le había servido de algo y no había tirado a lavar el traje aún. Buscó entre las perchas hasta que lo encontró y miró en todos los bolsillos hasta dar con el pequeño papel rosa doblado en dos. Lo desdobló: "Perdón por hacerte sangre con mis espinas, no quería hacerlo. Te daré uno de mis pétalos si hace falta para curar tu herida. De tu rosa para mi luna."

Se giró hacia el menor que estaba sentado en su cama con la mirada hacia el suelo, completamente avergonzado. Sonrió, feliz. Todo aquello era más de lo que se esperaba y lo alegraba enormemente. Fue a su escritorio para guardar su nota con el resto en un pequeño compartimento que había hecho en uno de los cajones. Era lo único de la habitación que nunca había tenido desordenado. Luego, se sentó al lado de Yeosang.

- ¿Puedo...? - comenzó a preguntar. El contrario se giró para mirarlo curioso.

- ¿Si?

- ¿Puedo tocar tu rostro?

- ¿Tocar mi rostro? - frunció el ceño mientras que el otro asentía.

- Acariciar tu mejilla. No quiero asustarte ni molestarte y...

- Sí. 

El alto sonrió y acercó su mano al rostro del menor para tomar su mejilla con una mano y acariciarla con el pulgar - Eres precioso. No me cansaré de decírtelo nunca.

- No creo que sea para tanto. Tú... eres mucho más guapo que yo... y mejor persona. Eso te hace aún más hermoso.

- No digas tonterías - pasó su mano por el pelo del menor, que había crecido un poco más en el último tiempo llegándole por debajo de la oreja ya - Eres una de las mejores personas que conozco, Yeosang, y de las más guapas también. No te cortes el pelo, ¿sí? Te queda maravilloso así. Rubio y largo... te queda muy bien.

My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora