[seis]

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Por fin había terminado la temporada de exámenes. Aquellas duras tardes de estudio que la mayoría había tenido que pasar; excepto él que acababa estudiando el día antes, habían finalizado. Lo más gracioso de aquello era que apenas suspendía. En verdad la anterior vez había sido su primer examen suspenso del curso. Por media, no tenía que recuperar ninguna. Muchos profesores se lo decían, que con su capacidad debería de esforzarse y estudiar porque en verdad podría sacar notas brillantes si lo hacía. Pero sentía que desaprovecharía su juventud si pasaba su tiempo estudiando en vez de disfrutar de no tener preocupaciones de adultos. Incluso le resultaba más productivo investigar sobre lo que eran las hipotecas, las tasas, las rentas y ese tipo de cosas para que en el futuro pudiera disfrutar más ya que podría ocuparse de esas cosas con mayor facilidad. Realmente matemáticas y arte dramático eran las únicas asignaturas en las que destacaba. Su camino estaba entre el arte y la economía.

Nada más salir por la puerta del instituto estiró su largo cuerpo y gritó de alegría. Sus amigos lo regañaron por andar alegrándose cuando de nuevo no había hecho nada. Yunho les sacó la lengua y miró a otro lado. Fue entonces cuando sus ojos repararon en el pequeño cuerpo agazapado en una esquina junto a una farola.

- Id yendo, chicos, ya os alcanzaré y si no, iros sin mí - les dijo a los otros tres chicos comenzando a caminar hacia el que acababa de ver acuclillado.

- Okey - le respondió Hongjoong llevándose consigo a los otros dos antes de que comenzaran a quejarse por falta de atención.

El alto caminó despacio y se detuvo al oír la voz del otro. Era Yeosang, claramente era él, pero no lo había reconocido por la voz. Desde el principio sabía que era él. Pero aquella voz... Nunca había escuchado a nadie cantar así. Hacía que la melodía desbordara tristeza y soledad tanto como el portador de aquella preciosa voz, aunque el ritmo de la canción no fuera completamente lento. Le entraron ganas de llorar.

- So put your arms around me tonight. Let the music lift you up. Like you've never been so high. Open up your heart to me. Let the music lift you up. Like you've never been this free. 'Til you feel the sunrise. Let the music warm your body. Like the heat of a thousand fires. The heat of a thousand fires.

Quería dar un paso más, moverse hacia él y abrazarlo. Pero era incapaz de moverse. Quería seguir escuchando. ¿Por qué parecía que siempre que se lo encontraba estuviera a punto de romperse? Cerró los ojos y dejó que la voz de Yeosang fuera lo único que llenara sus pensamientos. El menor cantaba para sí mismo, para la soledad de su corazón y su propia tristeza, lo cual se podía sentir a través de su forma de interpretar su canción. Parecía una forma de autoconsuelo.

Sin darse cuenta, el alto dio un pequeño golpe con el pie al suelo yendo a seguir el ritmo de la canción. Normalmente eso apenas suele sonar, pero justo cuando no tenía que oírse el sonido de la suela de su zapato contra el asfalto, se escuchó como la pisada de un gigante. Yeosang dejó de cantar y giró la cabeza bruscamente. Se sonrojó. Volvió a mirar al suelo.

- Perdón - dijo Yunho - No era mi intención... Lo siento. Cantas muy bien.

- Gracias.

- Tal vez debería irme...

- Mira - el menor señaló algo en el pavimento. Yunho, extrañado, se acercó y se acuclilló junto a él. Entre el apoyo de la farola y el asfalto, una pequeña margarita había conseguido crecer. 

- Es bonita.

- Sí. Me recuerda a mí. Está sola. Y aunque a su lado hay una gran farola que la intenta dar luz en la oscuridad, está muy lejos de su alcance.

My Precious Treasure: Why so shy? [YUNSANG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora