Capítulo 27: Sinceridad.

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Mis permisos y las vacaciones terminaron, tocaba ir de vuelta a la escuela en donde tendría que entregar los deberes que hice estando en ese permiso. Nada más entregarlos el profesor que me tocará me felicitaba por tenerlos bien hechos, que les alegraba tener una alumna que incluso faltando no dejará de ser aplicada.

-Hermana todos no han parado de felicitarte y aún quedan las últimas clases.

-No sólo me divertí en New York, hice todos mis deberes, Nakamura-sama abecés incluso decía que no me esforzará y que jugará con lo que me daba, pero yo aún así le decía que no, que si quería llegar hacer lo que quería tenía que ponerme las pilas.

-¿Y le pareció mal?

-No, se alegró y se emociono.

-Vaya, si que ha cambiado ese señor.

-Ni que lo digas…- sonó el timbre -para clase.

-Vamos.

Al finalizar las clases me fui a trabajar pensando en donde se habría metido Tsukasa, pues en todo el día le había visto y eso solo significaba que trabajaría en su oficina del edificio de oficinas donde controlaba todo.

-¿Uhm?- por la noche cuando ya había vuelto a mi piso e ido a dormir sonó fuerte la puerta de la calle -¡Ya va, que no estoy pegada! Abrí la puerta y me encontré a Sigeru llorando.

-Sherlock.

-¡Hey! ¿Qué pasa? ¿A pasado algo grave? La hice pasar.

-No y si, no puedo estar bien habiendo hecho algo malo.

-Tranquila, respira un poco y cuéntame calmada que te pasa.

-Es que creo que me odias.

-¿Quién? ¿Yo? No ¿Por qué dices eso?

-Porque soy mala y caprichosa, en cambio tu para no verme sufrir haces cualquier cosa que incluso afecta a tu salud.

-¿Uhm?

-Tu eres la buena, no te mereces que te mienta y que tu suegra busque prometidas como yo para tu esposo.

-Sigeru si no te explicas mejor no llegaré a lo que me quieres decir.

-Pues que te mentí, en el hotel no paso nada, Tsukasa me dijo que no podía dejar de pensar en ti, que le hervía la sangre el pensar que Rui acabaría con su esposa y que sintiéndolo no podía cumplir con lo que me dijo, que nunca te daría el divorcio, yo por supuesto me enoje y le di unos golpes, luego pensé en mentirte, pero la culpa me puede, no puedo romper un matrimonio como el vuestro, ni empeorar tu salud.

-Sigeru…

-No, olvídate de lo del compromiso, el tuyo como esposa es más fuerte que cualquiera, es más le dije a mi madre que Tsukasa ya estaba casado y que no hiciera tratos con Kaede, que ella es una mentirosa y nunca cuenta con lo que dice Tsukasa que es el autentico que manda.

-Vaya, yo… Sonó otra vez la puerta.

-¿Esperabas a alguien?

-No- sonó otra vez y abrí -Susumu ¿Qué pasó para que vengas a estas horas?

-Salí de fiesta y tu sabes como es mi padre no biológico.

-Anda pasa- paso -Sigeru, el es mi otro hermano, él es el que no viste antes de irme a New York.

-Susumu Makino, mucho gusto.

-Sigeru Okawahara y el gusto es mío.

-Lo divertido es que aunque no tengamos la misma madre somos mellizos.

-¿Eh?

-Compartimos padre y nacimos el mismo día.

-Si pero yo soy más mayor.

-Por minutos.

-Vaya.

-Eso sí hermana eres una malvada, mira que no presentarme antes a esta amiga guapa ya te vale.

-Ju, no soy tan guapa.

-Encima modesta, su novio debe ser afortunado.

-No tengo, hace poco que rompí con uno al que no le interesaba nada conmigo.

-Pues que tonto.

-¡Cof, cof! Si quieren os dejo privacidad.

-Ju, ju, ju.

-Susumu ¿Me dejarías tu número?

-Claro, déjame que te lo ponga en tu Smartphone.

-Al final vamos acabar siendo cuñadas. Nos reímos los tres.

-Pues no fue tan mal conocernos como nos conocimos.

-Si, eres una buena amiga que no quiero nunca perder.

-Yo tampoco quiero perderte. Nos abrazamos.

-Por lo que veo me he perdido muchas cosas buenas.

-Ya te irá contando Sigeru si eso ¿No? Le guiñe el ojo.

-Si, aunque quiero decirte una última cosa, quiero que por nada del mundo vuelvas a querer el divorcio con Tsukasa, os casasteis hasta la muerte y así debéis hacer, si me entero que vuelven a discutir os meto en un barco y os dejo en una isla desierta para que no os separéis.

-Ju, créeme desde que se casaron han sido así, yo ya estoy más que acostumbrado.

-Serás, Sigeru si sales con este no le dejes que te toque un pelo hasta que se haga viejo.

-No seas así, que yo soy humana.

-Pues una semana.

-Eso sí podría, bueno, os dejo descansando mellizos, nos vemos. Sigeru le guiño el ojo a Susumu y se fue.

-¡Huy! Que te haz puesto rojo.

-Cállate, es normal, esa chica es magnífica.

Riendo me fui a mi cama, pero no sólo porque Sigeru ya está mejor, sino el solo oír que Tsukasa me ama me hecho muy feliz e incluso en mi mente aparece el nada más cerrar los ojos.

Continuara…

Que duro es ser la esposa de un F4.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora