Capítulo final: Nuestra familia.

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-¡Uhg! Como odio perderme cosas- mire a mi alrededor y estaba en una habitación de la clínica de siempre rodeada de muchos regalos -que bonito, despierto y no me encuentro a nadie ¿Cuánto llevare en sonada? ¡Vag! Me piro a la cafetería que tengo un hambre.

Al no tener vigilancia me marche en pijama y con el brazo encabrestado a la cafetería, allí la encargada me conocía y me dio de comer.

-¡¿Se puede saber que tienes en la cabeza?! En la cafetería apareció también Tsukasa en pijama.

-Tenía hambre y me vine a comer.

-¡¿Sabes el pollo que haz formado arriba?!

-¿Por qué lo dices?

-No te encontraban en tu cama y pensamos que te había dado el sonambulismo.

-Pues ya ves que no, anda siéntate y come conmigo. Suspiro.

-Le enviaré un mensaje a Ichi diciendo que te encontré. Se puso a escribir.

-Siempre lo haces, es como si te pusieras a tirar por un hilo hasta llegar a mi.

-Ju, es que lo estamos- me miro triste -siento lo ocurrido, nunca pensé que ella llegará ser tan calculadora.

-Tú no tienes la culpa, ella decidió llevar ese camino.

-Vientito ¿Sabes una cosa que si me di cuenta?

-¿De qué?

-Que te hubieras arrepentido en el más allá de algo si hubieras muerto.

-¿Arrepentirme?

-Si hay algo que llevo desde que nos casamos queriendo oír.

-Pues no caigo.

-Nunca me haz dicho que me quieres.

-Porque no te quiero- Tsukasa me miro con una cara triste -yo te amo, que es mucho mejor que querer.

-Serás…no me des esos sustos.

-Ju, ju, ju, es que ver tu cara no tiene precio.

-Pero lo puedes repetir.

-Tu cara no tiene precio.

-Eso no ya sabes lo que quiero oír.

-No lo recuerdo, debe ser que sigo mal de la memoria.

-Mira que eres mala.

-Te amo. Contento se levanto y me abrazo con cuidado.

-Soy feliz por haberlo oído, solo tú me haces olvidar todo lo malo.

-Igual tu a mi.

Cerrado ese mal capítulo para los dos todo volvió a la normalidad, Tsukasa trabajaba, yo estudiaba y trabajaba también, nada parecía cambiar.

-Vaya, llevas días así de mal del estómago, deberías ir al médico. Una mañana que tenía libre me puse hablar con Tama-sempai de lo mal que me encontraba.

-Como han ido las cosas tendría que hacer una segunda residencia allí.

-La última vez fue por apurarse y bien os lo dije, espere que se recupere o se abriría la herida.

-Ya pero él quería mimos y pensábamos que con aquella postura…

-Ahórrate los detalles.

-Bueno, iré al médico, hasta luego Tama-sempai.

Como le dije fui al médico y me hice pruebas para ver que me pasaba, lo que me dijo me dejo más sorprendida que nunca.

-Buenas… Al regresar del médico fui directa a donde estaba Tsukasa con sus amigos.

-¡¿Yo qué te dije?!

-Tu me dices muchas cosas.

-Cierto, puedes ser más explícita.

-¡Hey ido al médico!

-¿Por lo de los vómitos? Pues espero que te diera una medicina para pararlos, pero eso porque comes cosas de las baratas de la cafetería.

-¿Vómitos?

-Sojiro, piensas igual que yo.

-Es lo más obvio. Los otros tres se dieron cuenta antes que Tsukasa.

-¿De qué hablan ustedes tres?

-Pues de algo que deseabas tener con ella y que ya lo tendrás si no pasa nada.

-¿Algo que quería tener con ella?

-Dios que cruz.

-Espera ¿Vamos a ser papás?

-Si.

-¡Que alegría…!- se paro un momento -¿Soy yo el padre?

-¿Quién más sería? Solo lo hago contigo.

-Pero siempre usamos condón.

-Pues yo que sé, yo solo lo he hecho contigo.

-¿Uhm?

-Bienvenida de nuevo Sherlock-chan ¿El en el médico todo fue bien?

-Si, lo único que lo que me dijeron no logramos comprender como pudo pasar.

-¿Qué le dijeron?

-Que estoy embarazada y que sepamos siempre usamos protección.

-Bueno, nunca hay que fiarse de los condones no suelen ser efectivos, pero bueno, una alegría que tendrá esta casa tras años, iré preparado todo para esa criaturita.

-Espera un momento, Tama-sempai ¿Usted no tendrá nada que ver con esto?

-Yo no se nada, solo sé que cuatro aguas desaparecieron del costurero. Ella se marchó y mire a los cuatro que se hacían los locos.

-¡Sois unos cabrones y encima fingiendo no saber nada!

-Ya para mi vientito, no te altares, recuerda que dentro llevas a un pequeño tornadito.

-Maldito tramposo, siempre te sales con la tuya.

-Por supuesto, sino no te tendría y ahora tendremos uno más en nuestra familia.

Como quiso él y yo tuvimos dos hermoso hijos, a la niña la llamamos Asiye y al niño Tsubaza, juntos cuidamos nuestra gran familia que nunca llegué a pensar en el pasado que tuviera con el marido que menos pensaba tener.

Fin.

Que duro es ser la esposa de un F4.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora