Capítulo 30: El primer año.

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-Maridito, arriba es hora de ir tu a trabajar y yo a estudiar.

-¡Uhm!

-Anda no seas remolón… Tsukasa me tiro del brazo, me puso boca arriba en la cama y él encima mío.

-¿Por qué no cambiamos el desayuno por jugar los dos como nos gusta?

-Ju, lo siento maridito, pero no me gusta que se me oigan las tripas en clases.

-Te doy un chocolatito y no te sonará.

-No es alimento, así que venga, te he hecho un desayuno nutritivo.

-Vale, tu ganas mi vientito. Me beso cariñosamente y se levanto.

-Comete tranquilo, que iré a prepararte la ropa para hoy. Le dije mientras se sentaba en la mesa de la sala que tiene nuestra gran habitación.

-No dijiste que no te gusta que te suenen la tripa en clases.

-Por eso desayune antes de despertarte.

-Serás…

-Una buena esposa que cuida de su maridito. Tsukasa me sonrió y se puso a desayunar.

-Vientito ¿Haz hablado con Sigeru? Me pregunto mientras preparaba su ropa.

-Si, parecía dolida hasta que conoció a Susumu.

-No me digas…

-No nos adelantemos, deja ver si el tiempo nos lo garantiza.

-Me alegraría si ella fuera feliz con Susumu, pues en parte me siento mal por ella, pero no puedo evitarlo, yo solo siento lo que siento por ti, incluso no veas lo que temí perderte cuando Rui dijo que le diste tiempo.

-Él me lo pidió en New York, pero dudo que yo pudiera ser lo que él quería, siempre le he visto como un buen amigo.

-¿De verdad lucharás por nuestro matrimonio?

-Por supuesto, no pienso permitir que me alejen de mi maridito.

-Entonces…- se paro un rato -no tenia que haber hecho lo de salir con Sigeru, sino hablar con las dos y dejar claro que mi matrimonio es más fuerte que un compromiso sin mi consentimiento, solo espero que ahora que ya todos saben que estoy casado no se repita lo de Sigeru.

-Se armaría un escándalo.

-Dijeron que estoy casado, pero no con quien, pedí que te mantuvieran en el anonimato para que no afecten a tu salud.

-Gracias maridito. Le abrace por detrás y le bese en la mejilla.

-Ju, ju, ju.

-Disculpen que le molesten, pero el chófer dijo que ya está listo. Tama-sempai dijo tras entrar.

-¿Ya? Maridito ándate que no podemos llegar tarde, gracias por avisarnos Tama-sempai. Me fui a poner el uniforme.

-Tama-san de pequeño me enseño a tocar antes de entrar.

-Si, recuerdo cuando era pequeño, no paraba de orinarse en la cama hasta los 7 años.

-¿Te meabas hasta los 7…? Asome la cabeza chistosa.

-¡Tama-san no digas cosas vergonzosas delante de mi esposa!

-Yo solo cuento verdades.

-¡Pero ella no debe saberlo! Tama-sempai y yo nos reíamos.

Ya listos los dos nos fuimos a la escuela donde nos separamos para que cada uno hacer sus cosas rutinaria.

-Entonces el piso por el momento lo puedo usar para mi en alguna ocasión. En un cambio de clase me puse hablar con Susumu.

-Si, pero ojito, no hagas locuras, ni toques mis cosas.

-Tranquila, cuidare bien el piso y tus cosas.

-Buenas cuñado. Tsukasa paso por el pasillo donde estábamos.

-Hola, se ve que tener a mi hermanita cerca le anima mucho.

-Por supuesto, es mi alegría diaria.

-Ya se ve, aunque sabe bien que nos la debe cuidar bien.

-Descuida, ella lo está siendo, es más no pienso dejar que se salte sus citas médicas.

-Domyoji-sama, usted y yo no empezamos bien, pero el tiempo me ha demostrado que al final es un buen hombre al que admirar, me alegro que sea usted mi cuñado. Le ofreció la mano y Tsukasa la acepto dándole un apretón.

-Tú también eres un buen hombre.

Viéndoles me hace recordar cuando hace un año cuando nuestras vidas se cruzaron por el destino y no puedo evitar sonreír de la felicidad más por las cosas que hemos pasado.

-Esto…

-Vientito ya llevas mucho con esos planos, anda descansa un poco y comamos.

-Porras, perdona maridito, se me fue el tiempo, tenía que hacerte…

-Vientito calma, no te apures con todo, ya la comida las han hecho los empleados.

-Pero soy tu esposa, tengo que cuidarte… Dije llorando y eso hizo que Tsukasa me abrazara.

-Yo me conformo con sólo verte bien, no quiero que te agobies, deja que otros te ayuden en tu función de ama de casa, que lo hagan no hará que dejes de ser una buena esposa.

-Tsukasa. Me abrace fuerte mientras él besaba mi cabeza.

-Anda, cenemos tranquilos, después tenemos algo especial que hacer.

-¿Uhm?

Cenamos los dos tranquilos y sonrientes mientras hablábamos animados como cuando estábamos solos en mi piso. Ya tras la cena me llevo a la terraza de la mansión en donde había un telescopio, una manta y unos cojines.

-Mientras lo busco lo que te quiero enseñar estate quieta ahí.

-Sera mucho tiempo.

-No, tranquila.

-Vale.

Le hice caso, pero entre mi cansancio y lo cómodo que estaban los cojines no pude evitar quedarme dormida hasta que se hizo de día que me desperté en la cama. Yo intente levantarme en aquel momento, pero Tsukasa me agarro evitándolo y entre besos y caricias me hizo el amor como me encanta a mi, sabiendo que punto tocarme para hacerme gemir de placer.

-Perdona que te lo hiciera sin tu permiso. Al finalizar nos habíamos quedado mirándonos.

-No pasa nada, en si te lo debía, ayer fue nuestro aniversario y yo me quede dormida.

-Prefiero mil veces que descanses que un aniversario, así que me doy como compensado.

-Ju, aún no me lo creo, hace un año estar así contigo me era tan incómodo y ahora es una necesidad más para vivir. Tsukasa beso dulcemente la mano con la que le estoy acariciando.

-Me alegro haber conseguido enamorarte, pues no hayo vida sin despertarme todos los días contigo, verte aunque sea un minuto al día y dormir abrazado a ti.

-Ju, ju, ju.

-¿De qué te ríes?

-Pues porque somos unos enamorado muy pastelosos.

-Así déjame enseñarte lo pasteloso que soy.

Continuara…

Que duro es ser la esposa de un F4.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora