Había transcurrido una semana. Victoria se encontraba en Ciudad de México, estaba a un día de partir nuevamente de gira con las arpias. Sin duda el tiempo que logró estar en México le sirvió para compartir con sus hijos, su madre y su querida hermana Gabriela. Ahora debía volar para estar un día en Panamá y dos en Costa Rica; algo totalmente agotador. Un día aquí al otro allá, así estaba la vida por ahora.
Preparaba una maleta muy precisa, dado que mañana mismo a media tarde salía el vuelo.
Eran exactamente las 23:30 de la noche, sola con sus dos perritos en su amplia cama se quedó pensando.
-Solo me quedan estos pocos días y otra vez la distancia entre César y yo- era su consciencia quien le hablaba- De nuevo...ambientarse otra vez, vernos algunos días, los días que fueran posibles. ¿Vamos a poder resistirlo? otra vez volvemos a lo mismo...-exhalo fuerte.- Hace una semana ya que no sé de César. Por qué no me contesta las llamadas? ni los mensajes por whatsapp.- Tomó su celular y nuevamente decidió escribirle un mensaje, como lo venía haciendo hace días, con la esperanza que lo respondiera dado que mañana debían si o si verse en el aeropuerto."César, mi amor, espero que no estés molesto conmigo. No quisiera discutir, menos sin verte a la cara. Mañana nos vamos a encontrar otra vez para pasar nuestros últimos días juntos después de todos estos meses, no quiero que lo arruinemos. Buenas noches, te amo no lo olvides..."
enviar.
Estaba algo preocupada, hace una semana que no lograba comunicarse con César. Principalmente por la foto que había subido. Él sabía perfectamente que durante esos días tuvo que prestarse para los eventos de Omar, si bien la razón era muy obvia; sus hijos, su título de primera dama estaban en juego, sobre todo sus hijos.
Demasiados pensamientos para una mujer que ya comenzaba a descender en edad. Tal vez la respuesta a sus remordimientos, a sus miedos llegarían más pronto de lo imaginaba. La presión constante tendría un fin; sin duda no sería para siempre...
A la mañana siguiente, un café y unas simples tostadas, no era una mujer fitness, preocupada de las calorías ni mucho menos de las dietas a base de frutas, no era quisquillosa, lo que le cocinara la muchacha estaría bien para ella, salvándole del gran problema "cocina".
-Muchas gracias.- recibía el plato con las dos tostadas.
-Que lo disfruté señora. En seguida le traigo el café.- se dirijo a la cocina.
Recién había acabado el desayuno cuando sonó el timbre. Dagoberto en la puerta, la pasaba a buscar para que se fueran juntos al aeropuerto.
-Buenos días Dago. Pásale.- lo invitó a pasar, una vez este entró de inmediato cerró la puerta. Fue hasta su habitación, sacó sus gafas negras, su bolsa y arrastró la maleta.
-Está lista Victoria?.- Dagoberto le quito la maleta.
-Si, creo que no se me olvida nada.- Revisó mentalmente todo lo necesario que había depositado en su bolsa. Pasaporte, tarjetas, celular, cargador; lo más necesario.- Todo en orden.
-Entonces ya nos vamos.- el arrastraba la maleta hasta la puerta.- Era bastante liviana pues Victoria llevaba lo necesario. Como no era una mujer vanidosa no había necesidad de cargar la maleta con millones de zapatos, ni millones de pantalones ni de blusas. Lo básico y ya.
-Hasta luego señorita.- el hombre se despedía de la muchacha.
-Adiós, que tengan buen viaje.- Se despedía de ambos.Una vez en el aeropuerto, ya habían dejado sus maletas. Dagoberto se sentó a la espera de que los llamaran a todos y se embarcaran en el avión. Por otro lado Victoria miraba para todos lados, buscando a César, debido a que no lo encontraba allí.
-Se te perdió algo? o mejor dicho ¿alguien?.- Jacqueline se acercaba a ella.
-Hola Jacque.- la miró a los ojos.- ¿Cómo estás?.- le preguntó bastante seria.
-Hola Vicky, yo muy bien...parece que tú no tanto.- soltó una risita.
-Ya no me molestes quieres, hoy no estoy de humor.- soltaba aire bruscamente. Seguía mirando para todos lados.
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Tan enamorados (historia terminada)✔️
RomanceSiempre han estado hechos el uno para el otro, a pesar del tiempo siguen unidos por el mismo amor, ese que los une con un hilo rojo. El hilo se puede estirar, contraer, flaquear pero jamás romperse. Tan enamorados como antes, como siempre. Solo el...