T R E I N T A Y C U A T R O

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Capítulo 34.- Un trato y un cóctel de éxtasis.

A D V E R T E N C I A

El capitulo que estás por leer ofrece violencia, alcohol y contenido sexual fuerte.

Léelo bajo tu propia responsabilidad.

Ahora sin más que añadir, bienvenidas y que disfruten tanto de leerlo, como yo de escribirlo.

Pd. Es importante que mantengan el internet encendido para que puedan disfrutar del capitulo escuchando la canción que agregué. Es importante únicamente si desean vivir la experiencia al full. Sino, pues no hay problema.

Toco el gran portón negro y espero

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Toco el gran portón negro y espero.

Tras la rejilla se asoma un guardia y en cuanto mira mi rostro percibo un rastro de sorpresa. La puerta es abierta enseguida y sin decir palabra alguna, me abro paso por el camino que bien conocía. Las lámparas de gas pegadas a la pared proyectaban una luz sombría y parpadeante por todos los pasillos que asimilaban túneles. Un estilo un tanto anticuado pero que combinaba en perfección con él inhóspito burdel.

Camino por los pasillos evitando mirar a mis lados, evitando meter las narices y ver cosas que no deseaba ni que tampoco eran de mi incumbencia. Cuando llego a la última puerta no me detengo a tocar, simplemente abro la puerta y veo a Geoff sentado en aquel viejo sofá de cuero a unos metros del escritorio. Casi reconozco la familiaridad de haberlo visto en la misma posición anteriormente.

- Bienvenida. Por favor toma asiento, ¿Te ofrezco algo? -el viejo se pone de pie, y con pasos lentos se acerca al escritorio, dónde se encontraba apostada una botella de whisky y otros dos vasos de cristal.

- Seguro -acepto.

Recorro la silla de metal y tomo asiento en ella. Geoff termina de servir el trago y lo pone frente a mí. Sirve otro más para él y toma asiento frente a mí.

- Como sabes, el burdel es todo un éxito -empieza-. Pero, no es suficiente. Planeo expandirme, mejorar, crecer. Me ofrecieron un lugar, aquí mismo en la ciudad. Se trata de un hotel que quebró, el espacio es amplio. Tiene al menos unos doce pisos, con cuatro habitaciones por cada uno.

- ¿De cuánto estamos hablando? -le doy un trago al whisky. El liquido caliente recorre mi esófago hasta el estomago.

- Cincuenta por ciento de ganancia, por supuesto. Si llego a irme al infierno, sería completamente tuyo.

- Habrá condiciones. No habrá espacio rentable para ningún cabrón pedófilo.

- Esos son los que pagan mejor -interviene.

- No es negociable -sentencio.

- Bien, bien. ¿Algo más?

- Quiero el sesenta por ciento de las ganancias. Tú ya generas una buena ganancia con esta pocilga -doy un segundo trago al whisky.

B R O K E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora