«Los monstruos no nacen... los humanos los crean».
A los veinte años, su vida ha sido una guerra silenciosa.
Desde el abandono de su padre, el rechazo de su madre y el peso brutal de la pobreza, aprendió a defenderse como fuera: primero con silencio...
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Los brazos de Collin me acogían en un cálido abrazo, brindándome un poco de tranquilidad para mi tormento.
— Está bien llorar Ianthe, no fue fácil lo que pasó —mis dedos se aferran con fuerza a la sudadera azul del rubio intentando encontrar en él, calidez.
Después de lo que parecieron minutos, finalmente me atrevo a separarme de sus brazos llevándome una corriente fría en las partes que abrazaban al rubio. Collin me regala una sonrisa cálida antes de invitarme a tomar asiento y terminar los alimentos.
Ni Collin ni yo volvimos hablar más del tema.
Nos dedicamos a comer en un agradable silencio, acompañado del bullicio ajeno de las mesas del rededor.
Collin paga y ambos salimos del establecimiento rumbo a la universidad, cuando estamos por cruzar la calle se atraviesa un motociclista y lo siguiente que sucede lo veo en cámara lenta.
El hombre de la motocicleta disminuye la velocidad al pasar frente a la universidad y de su chaqueta le veo sacar un arma, acto seguido el hombre dispara dos veces y sin más, acelera la motocicleta. Veo entonces a Xavier verme con los ojos abiertos al otro lado de la acera, incrédulo a lo que acaba de suceder antes de desvanecerse sobre el asfalto. Corro sin más hacia él preguntándole qué demonios había sucedido.
Busco los lugares donde las balas impactaron, una bala sobre su hombro izquierdo y la otra en su pierna derecha. Sea quien sea que haya sido no trataba de asesinarlo sino de darle una advertencia.
Me costaba creer o siquiera pensar que Xavier, con su porte de hombre recto tuviese que ver con algo turbio.
— Debemos llevarlo al hospital —dice Collin por detrás y asiento de acuerdo—. Ve por la camioneta, mientras lo levanto —me extiende las llaves y no me detengo para correr. La gente comenzaba agruparse y no me gustaba nada la atención de más.
Cuando doy con la Jeep blanca trepo y la enciendo enseguida, manejo hasta la entrada de la universidad que es dónde Collin sube con Xavier sobre sus hombros.
Acelero la camioneta y conduzco hacia el hospital más cercano. El Richmond.
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