Ianthe le preparó una taza de té a Healy para tranquilizarla, cuando intentó dirigirla a la mesa, la mujer se negó rotundamente.
— Aquí no —le pidió.
Terminaron tomando asiento en el sillón, una frente a la otra. Healy no pasó por desapercibido el cojeo de Ianthe, ni su dificultad para sentarse.
— ¿Estás bien? —le preguntó. Ianthe asintió.
— Me torcí el tobillo —explicó, afortunadamente el pans negro cubría la herida de bala suturada—. Es lo de menos, quiero saber qué ha ocurrido.
Healy asintió.
Sus manos temblaban ligeramente, y la taza de té evidenciaba su nerviosismo. La cuchara golpeaba levemente contra la porcelana.
— Tu padre...—balbuceó—. Cuando llegué aquí lo he encontrado follándose a otra mujer, Ianthe —los sollozos volvieron a inundar la estancia.
La noticia no tomó de sorpresa a Ianthe, era algo que bien podría haber imaginado viniendo de René. Ya había engañado a su madre, por supuesto Healy no estaba exenta de sufrir lo mismo.
— Yo... yo pensaba que le había pasado lo peor. ¡Y él fóllandose a una chiquilla!
— ¿Por eso lo apuñalaste? —inquirió. Healy la miró desconcertada, como si no pudiese creer lo que acababa de preguntarle Ianthe.
— ¿No habrías hecho tú lo mismo? —Ianthe alzo ambas cejas.
— No vale la pena —respondió con simpleza—. ¿Hay algo más? ¿Sucedió algo más?
Healy no se atrevía a admitir la verdad de lo que había sucedido. Pronunciar simplemente la palabra le causaba vergüenza.
Bajó la mirada, vencida.
— ¿Te golpeó, no es así? —la pregunta de Ianthe le hizo levantar la mirada enseguida. Sus ojos se abrieron con sorpresa, abrió la boca pero nada salió de ella—. Tienes la mejilla enrojecida —le dijo.
— Nunca antes me había puesto una mano encima —admitió—. Fue como si estuviera viendo alguien más, alguien que nunca antes conocí.
Ianthe resopló.
Para su fortuna, en ese momento Parker entró en la casa.
— ¡Detective! —Healy se puso de pie enseguida, la taza resbaló de sus manos rompiéndose sobre el alfombrado gris—. Dios, soy una tonta —masculló.
— Descuide señora Grimes, ¿se encuentra bien?
— Y-yo...—balbuceó evadiendo la mirada de Parker, a cambio, se puso de rodillas intentando recoger los pedazos de la taza rota.
La mirada de Parker se encontró con la de Ianthe. Sin pronunciar una palabra, con sus labios masculló.
«¿Dónde?»
Ianthe le señaló la parte de arriba, Parker asintió y enseguida se dirigió hacia las escaleras.
Arriba, los gemelos habían logrado detener la hemorragia de las heridas de René. El hombre continuaba semi consciente, balbuceando cosas ininteligibles.
Ni Aaron ni Aiden habían logrado encontrar una sola similitud física entre el hombre herido y Ianthe. Simplemente no parecían, de ninguna manera, compartir un lazo sanguíneo.
Lo corroboraron cuando su licencia de conducir les confirmaba su tipo de sangre.
A+.
Ianthe era O+.
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B R O K E N
Teen Fiction«Los monstruos no nacen... los humanos los crean». A los veinte años, su vida ha sido una guerra silenciosa. Desde el abandono de su padre, el rechazo de su madre y el peso brutal de la pobreza, aprendió a defenderse como fuera: primero con silencio...
