𝐩𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐮𝐞

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Era una fría mañana de febrero y la pequeña Elizabeth se acercó corriendo al cuarto de sus padres. Cumplía 4 años y sus padres le habían dicho que aquel día le darían una sorpresa que llevaba pidiendo mucho tiempo.

Abrió la puerta y, rápidamente, saltó a la cama de sus padres para despertarlos.

- ¡Es hoy! ¡Hoy es mi cumpleaños!

- Elizabeth, cariño, tienes que tener más cuidado.

- Perdón, papá; pero es que estoy muy feliz porque ya soy una niña grande.

- Laurie, déjala. Hoy es su cumpleaños y creo que tiene muchas ganas de saber la sorpresa.

- Si, si. ¿Cuándo me la darán?

- Después, en la casa de tu tía Jo. Así que vamos a desayunar las fresas que recogimos ayer en casa de la abuela Marmee y jugamos un poco por el jardín a lo que tú quieras antes de ir con tus tíos y primos. ¿Te parece bien, Lizzie?

- ¡Sí, papá!

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Toda la familia Laurence-March salió a la casa/escuela de la hermana de Amy, Jo. Allí les esperaban Marmee March y sus hijas (Jo y Meg) junto a sus maridos, la pequeña Josie Brooke March de 6 años y el recién nacido Rob Bhaer March.

Al llegar la cumpleañera, todos se acercaron a abrazarla y felicitarla. Su prima Josie le cogió de la mano y salieron las dos corriendo hacia una mesa en medio del patio. En esa mesa había una tarta blanca con violetas y cuatro velas listas para soplarlas.

- ¿Te gusta la tarta, Lizzie? La hice esta mañana con ayuda de mamá.

- Josie, es la tarta más bonita del mundo. ¡Además le pusiste mis flores favoritas! Muchas gracias, Josie.

Elizabeth abrazó a Josie y pensó en lo bonita que era aquella tarta. Amy llegó al lado de su hija y la cogió en brazos para que pudiese soplar las velas. La pequeña Laurence volvió a desear lo mismo que el año anterior: una hermanita.

Después de comer la tarta y jugar un rato con los niños de la escuela, llegó la hora de los regalos. Entre sus tíos y su abuela le regalaron pinturas; ya que había sacado la misma afición que su madre, aparte de su dorado cabello y sus ojos verdes como las olivas. Laurie se agachó a la altura de su primogénita para darle por fin la sorpresa que tanto ansiaba.

- Lizzie, mi pequeño rayo de Sol; dentro de seis meses vas a tener una hermanita.

Todos los invitados comenzaron a gritar, a felicitar y a abrazar a Amy de la alegría. La pequeña rubia se lanzó a los brazos de su padre a la vez que varias lágrimas caían de sus verdosos ojos.

- ¿Te ha gustado la sorpresa, Lizzie?

- Sí, papá. Así podré cuidarla como han hecho mamá, tía Jo, tía Meg y tía Beth.

Al nombrar a su difunta tía Beth, miró al cielo y sonrió. Nunca la conoció, pero imaginó que desde arriba sonreía y los cuidaba a todos.

- Gracias por escucharme, tía Beth – susurró la rubia.

𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐖𝐎𝐌𝐀𝐍 - 𝐉.𝐁𝐀𝐘𝐍𝐀𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora