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Ya había pasado ocho meses desde la pequeña odisea que habían tenido Anne Shirley-Cuthbert, _______ Laurence March y Jerry Baynard. También había pasado ocho meses de la llegada de los nuevos residentes en Tejas Verdes: Nathaniel y el Sr. Dunlop.

Aquella mañana de agosto, _______ se despertó alegre como la mayoría de los días; pero todo cambio cuando vio la mancha roja que había en su cama. Las lágrimas amargas comenzaron a caer por sus rosadas mejillas.

- ¡No, no, no, no! – empezó a decir mientras buscaba de dónde salía aquella sangre. No se podía terminar de creer que, a su corta edad, se tuviese que morir. ¡Apenas había viajado por el mundo! ¡Y le quedaban muchísimas cosas que hacer! Pero lo que no se le paso por ningún momento por su mente es que tuviese su primer periodo.

- ¡______! ¿Qué te pasa?

- Lizzie... ¡me estoy muriendo!

- ¿Muriendo? ¿De qué?

- ¡No lo sé! ¡Pero mira la gran mancha de sangre con la que me he levantado! ¡Seguro que algún órgano se ha llenado tanto de sangre que ha explotado! Espero que no sea el corazón... No, el corazón no puede ser; sino ahora mismo estaría en la cama muerta... ¿Será el estómago? ¿O el intestino? Oh dios, Lizzie... ¡Me estoy muriendo! – habló _______ rápido sin apenas respirar de lo nerviosa que estaba.

- _______, tranquila. Traeré a madre para que le cuentes lo que le pasa.

- ¡Elizabeth Laurence March! No me dejes sola. – gritó enfadada a su hermana tras verla bajar por las escaleras. Respiró hondo y volvió a llorar - Por favor. Moriré solitaria aquí arriba en mi habitación y eso no puede ser. Tengo mucho mundo que descubrir, me tengo que despedir de Anne, Ruby, Diana, Je... ¡de todos antes de morirme!

- ________ Laurence March, ¿se puede saber que haces gritando a estas horas de la mañana?

- Oh, madre. Me estoy muriendo. Una mancha enorme de sangre ha aparecido en mi cama durante la noche.

- Cariño, no te estás muriendo. ¡Ya eres una mujercita!

- ¿Mujercita? ¿Por qué una mujercita? Madre, todavía no me ha bajado el... – calló tras hablar rápido y recordando aquel día que Anne le contó algo parecido a lo que le estaba ocurriendo a ella - ¿Entonces no me estoy muriendo?

- Claro que no. Es una cosa natural que nos pasa a todas las mujeres.

- ¡¿Y por qué a los hombres no les pasa?! ¡No es justo!

- Cariño, la vida lo decidió así. Además, a partir de ahora piensa que podrás, en un futuro, tener hijos.

- Espero que este miserable dolor no dure más que varios días.

- ______, esto ocurre todos los meses. Durante cuatro o cinco días; dependiendo de la mujer.

- ¡¿Días?! ¡¿Cada mes?! Oh no, no lo soportaré.

- Claro que sí lo harás.

- ¿Qué ocurre aquí?

- ¡Laurie! ¡Fuera!

- De acuerdo, de acuerdo...

- Bueno, _______, ahora vamos a lavar las manchas y te daré paños para que te los pongas. ¿De acuerdo?

- Si, madre.

- Y, si no estás muy cansada, puedes acercarte después a Tejas Verdes.

- Gracias, madre, gracias.

Después de hacer todo lo que le dijo su madre, la pequeña Laurence se vistió y fue a Tejas Verdes. Cuando llegó, se encontró a Matthew Cuthbert y se acercó a saludarlo.

𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐖𝐎𝐌𝐀𝐍 - 𝐉.𝐁𝐀𝐘𝐍𝐀𝐑𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora