25. Despierta

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Sus ojos negros me miraban curioso.

Su cabello rojo estaba por primera vez desordenado, tapando algo se su visión y relajándose en las suaves almohadas de la cama. Sus párpados bajaban lentamente. Sus ojos iban de arriba a abajo para verme.

Estábamos desnudos, bajo mis sábanas.

Mis pensamientos solo se centraban en Taeyong, no en lo que se nos venía encima. Solo en sus mirar tan puro, que me quería ver hasta el alma.

- Buenos días. - Dijo somnoliento, con su voz ronca que ya me estaba empezando a poner.

- Buenos días, Taeyong. - Acaricié su mejilla algo fría, con mis dedos.

- ¿Has dormido bien? - Le pregunté, intentando tomar forma de mi voz.

- Es extraño, pero me has relajado de sobre manera. Ya no tengo pesadillas. - Confesó en un susurro confuso, como si fuese un gran descubrimiento.

- ¿Antes tenías pesadillas? - Ahora empecé a tocarle su cabello.

- Yo ya las llamaba sueño. Se repetían y siempre iban de lo mismo. Me había acostumbrado, supongo.

- Acostumbrarse a algo malo es horrible. - Le dije.

- Ahora espero acostumbrarte a dormir del tirón contigo, Ten.

Dejé su cabello y abrí mis ojos todo lo que pude.

- ¿Vas a dormir más veces conmigo?

- Quién sabe. - Sonrió.

- No te hagas el interesante. - Le pegué un pellizco en su brazo.

Él ni se inmutó.

- Es la verdad, Ten. Hacía tiempo que no dormía con nadie. No puedo acostumbrarme todos los días.

- ¿Por qué no? ¿Prefieres volver a tus pesadillas?

- No. - Dijo serio y rotundo.

- Pues ya sabes. - Me puse encima suya. Aún estábamos desnudos y con la colcha tapando la mayoría de nosotros. - A partir de ahora te toca dormir con tu niño malo.

- ¿Eres un niño malo? - Preguntó con su primera sonrisa ladeada del día.

- Puede. - Le lancé una almohada blanca que estaba en medio de la cama.

Él la cogió al vuelo y me la devolvió con el doble de fuerza.

- ¡Au! - Me quejé. Volví a cogerla y se la tiré lo más fuerte que pude, obviamente con una sonrisa burlona en mi rostro.

Él la paró con sus grandes manos y la tiró al suelo.

- Si quieres jugar solo tienes que ponerte debajo mía.

Mis mejillas tomaron el color de su pelo. Sabía que ya no tenía que contenerme con él. Que podía soltar cualquier cosa porque ambos pensábamos parecidos. Me gustaba esa libertad de expresarme con él, solo con él. Era hablar el mismo idioma.

- ¿Aunque al nene le duela la cintura de ayer?
- Le seguí el rol.

Él sonrió complacido y picarón a la vez.

Me tomó de mis caderas, levantó su espalda y se acercó a mí, a besarme con furia. Podía sentir ese aliento mañanero de los dos. Si Taeyong hubiese sido otro tipo de persona lo hubiera rechazado por lo asqueroso que es besarse recién levantados.

Cold [ TaeTen ]; Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora