29. Uno de los míos

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Me quité el albornoz. Mi piel se erizaba poco a poco. El aire frío del baño inmenso me arropaba. Las velas iluminaban cada rincón.

Cogió mi mano y poco a poco mi cuerpo iba acostumbrándose al calor del agua. Un agua cristalina llena de espuma con olor a rosas. Algunos pétalos estaban repartidos por el agua, flotando, sin rumbo.

Respiré hondo para meter mi cuerpo hasta la cabeza. Aún sostenía la mano de Taeyong.

La paz me había invadido. No sentía nada ahora, solamente el ruido del agua, el chapoteo de mis pies, como sostenía mi mano con la suya.

Salimos a la superficie. Su cabello rojo como la sangre estaba empapado, en sus clavículas y mejillas resbalaban gotas. Su mano derecha, que hace segundos se metía en el agua, avanzó hasta mi. Acarició con la yema mis labios, dejándolos mojados. Yo cerré mis ojos.

Sus dedos recorrieron todo mi rostro, lentamente, como si quisiese que se quedase grabado en la memoria de su piel. Su piel y la mía, ¿qué más se podía pedir?

El aire, que antaño era frío, ahora era cálido. Quería besarle hasta el amanecer. Y así lo hice.

Nuestros labios se fundieron en un apasionado beso. Sus dientes jugaban con mi labio inferior, tirando de ellos. Mi nuca fue tomada por sus venosas manos. Me senté encima de él, rodeando su cintura con mis piernas bajo el agua. Succionó mi labio inferior y yo ingresé mi lengua en su cavidad, haciendo círculos imaginarios en su interior.

Bajé mis manos para abrazarle y tenerle más cerca. Solo se podía escuchar el chasquido de nuestros besos, que cada vez iban a más.

Nuestras caderas chocaron, provocando una gran corriente en mí que me hizo incrementar aquel movimiento tan placentero para ambos. Escuchaba entre nuestros besos sus gruñidos. Hacía días que no éramos uno y mi cuerpo ha echaba de menos aquel toque.

Sus besos bajaron hasta mi cuello, y mordió éste.

- Me perteneces, Ten... - Le escuché murmurar.

Claro que le pertenecía. Mi cuerpo respondía ante él de manera automática. Lo quería siempre en mi, con sus besos en cada palmo de mi piel, que quedaba tersa con su toque.

Taeyong agarró mis muslos por debajo del agua. Nuestros penes rozaron y yo incrementé todo aquello con un gemido ahogado. Mi entrada se encontraba palpitante, en busca de él, en busca de un buen orgasmo para olvidarme de todo aquello.

Un dedo largo y fino ingresó en mi. Mordí su cuello, callando un mayor gemido. Le escuché gruñir y, segundos después, volvió a meter otro, penetrándome así suavemente, debajo del agua y a un ritmo que, poco a poco, ambos elevamos en cuestión de minutos.

Quería más de él.

En su boca ahogué mi mayor gemido; fue cuando su pene poco a poco se abría paso ante mi.

Apoyé mi mano en el borde y otra en su hombro. - T-Taeyong...

Sus manos subieron a mi cuello, apretando la zona baja y separando el beso. Sus ojos eran negros como la noche. Entre la unión de ambos y la asfixia que me provocaba su mano en mi cuello me iba a correr en nada.

- Mírame, Ten. - Su voz sonaba demandante.

Yo conecté mi mirada ante él, pero mis fuerzas flaqueron y nuestras frentes se unieron. Notaba su frente mojada con la mía, y algunos cabellos rojos y negros que nos quitaban algo de visión entre el uno y el otro.

Cold [ TaeTen ]; Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora