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La puerta fue tocada.
- Adelante.
Vi su rostro, pálido y con ojeras, pero aún así estaba guapo. Traía una camisa blanca y unos pantalones vaqueros ceñidos a sus piernas. Su cabello rojo estaba algo desteñido y tenía una herida cerca del ojo, rasgando su ceja. ¿Qué le habría pasado?
- Hola. - Le escuché decir.
Yo solo tenía ganas de levantarme y matarlo a abrazos. Aún demacrado seguía conservando esa belleza etérea que me traía loco.
De detrás suya apareció una rosa, una sin espinas y blanca. Me la tendió en el regazo y se acercó a mí para plantarme un gran beso, que yo a duras penas correspondí. Él se alejó, dolido y sin mirarme a la cara.
- Las rosas blancas son símbolo de pureza. - Dijo, al sentarse en el butacón en el que se sentó Yuta. - Creí que esta rosa de mi jardín podría recordártelo con certeza. A pesar de las condiciones en las que ha crecido esta rosa se ha mantenido viva y brilla con las estrellas, a la luz de la luna. Me recordó a ti y antes de salir me llené de espinas para conseguirla. Era la única que no estaba marchita.
Bajé mi cabeza. Algunas lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.
Que me comparase con una de sus rosas hacía que mi corazón latiese más fuerte, y que esas pequeñas cicatrices que se habían acumulado por los sucesos de los que pasé hace días poco a poco se fueran. Mi piel se erizó tan solo escuchar todo aquello salir de sus labios.
- Ten, mírame. - Levantó mi barbilla, empapada de las lágrimas que se aproximaban a la colcha.
- ¿P-Por qué no v-viniste a visitarme antes?
Arrastró su mano hasta la mía y la besó.
- Tengo muchas cosas que contarte, muchísimas. Pero no estás en estado de que te cuente todo lo que ha pasado, y más después de... - Apretó sus labios y me miró a los ojos. - Dios, Ten, no volveré a dejarte solo, nunca más. Nadie te volverá a tocar, jamás Ten.
Arañé su camisa sin fuerza, intentando acercarlo a mi y sentarlo a mi lado. Necesitaba su calor.
- TaeYong... - Murmuré, con las lágrimas agolpándose en mis lagrimales. Abrazándolo por fin, sintiendo su espalda ancha entre mis dedos.
- Te amo, Ten. - Me derrumbé en él.
Aspiré su aroma masculino, sentí sus besos en mis mejillas, sus susurros para que dejase de llorar. Pero me sentía asqueado, no quería que nadie me tocase, salvo él.
En sus brazos me sentía seguro. Era una sensación que nunca había sentido con nadie, solo con él. Exclusivamente con Lee TaeYong.
Pensaba en como me trataron aquella noche, en como me tocaban y, entonces, mis gemidos y sollozos eran más fuertes, al igual que el abrazo de Taeyong.
- No te vayas más, TaeYong, por favor... TaeYong. - Lo abracé más fuerte, sintiendo su calor.
- Te aseguro, Ten, que nada me volverá a separar de ti. - Besó lentamente mi cuello, subiendo hasta mis labios, lentamente.
Sin duda ese sería el beso más romántico y pasional que una vez tuvimos. Sus besos era mi heroína en estos momentos. Lloraba mientras nos besábamos. Más lágrimas se colaban en ese precioso beso, pero yo no podía hacer nada. No podía quitarme de mi memoria aquel horrible recuerdo de ser el juguete de cuatro desalmados.
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Cold [ TaeTen ]; Completa
Storie d'amoreEn la tierra hay todo tipo de personas. Altos, bajos; ricos y pobres. Pero, por ejemplo, hay hombres y mujeres exitosos que saben lo que quieren, impulsados, disfrutan siempre de una compañía atractiva a su lado. El dinero no es un problema, por lo...