18. ¿Qué más da?

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- Ese es mi personaje favorito, Hyung. - Señaló Jaemin moviéndose de la butaca un poco. - Un tiburón grandote y gracioso, es como tú, Taeyong Hyung.

- Él no tiene mi cara tan bonita. - Dijo, haciéndose el narsicista.

- ¡Hyung! ¡Es verdad! Usted es incluso más guapo.

Yo reí levemente y observé de reojo a Taeyong mirar serio la película. Su perfil era arte. Me recordaba a las esculturas de hace siglos. Su aroma me recordaba a la lluvia de primavera, con un toque consumido de tabaco y, por supuesto, el característico aroma de las rosas rojas que lo acompañaban.

Antes de contestarle o que él me contestase a mi la pregunta entró Jaemin con su cena y la mía al lado de Jiwoo. Ambos nos separamos y estábamos los tres, cenados y viendo la película que Jaemin eligió.

Taeyong a veces le preguntaba a mi hermano cosas inocentes de la película que él no sabía descifrar muy bien. Yo sonreía con ternura por esos pequeños momentos.

Vale, puede que Taeyong me guste, pero Hansol...

¡Joder!

Se veía muy fácil dejar de estar enamorado de él, pero no era puto sencillo. Aunque, si me centraba en mis estudios, Jaemin y Taeyong seguramente sería muy fácil.

Cuando terminamos de ver la película acostamos a Jaemin en su cama, ya que éste, había caído rendido en la parte donde el padre rescata a su hijo. Taeyong se lo llevó en brazos, habiendo insistido varias veces de que él quería llevarlo. Yo simplemente le dejé.

Lo acostó con cuidado y tapándolo hasta los hombros. Revolvió sus cabellos morenos y encendió una lámpara de luz muy débil que proyectaba en el techo dinosaurios prehistóricos marinos.

Los dos nos fuimos, dejando la puerta entreabierta, hasta el jardín.

Yo me quité los calcetines antes de llegar al piso de abajo y sentí bajo mis pies lo suave y fría que era el mármol.

La luna estaba casi llena, se veía gigante. Algunos grillos hacían eco en la noche y la fuente se escuchaba a lo lejos, como un remolino acuático apacible.

- No hará ni un día que no salimos al jardín y ya echaba de menos esto. - Confesó tumbándose en el césped tan suave y sano. Yo le seguí y me senté a su lado.

- ¿Echabas de menos salir al jardín a charlar conmigo? - Pregunté apoyando mis manos en el césped.

- Tal vez. - Puso un cigarro entre sus labios y luego lo encendió. Dejó la cajetilla y el mechero a un lado y de nuevo se tumbó, poniendo una de sus piernas sobre su otra rodilla, exhalando el humo que se perdía en la noche cómo espuma de mar.

- ¿Tal vez quiere decir si?

- Mmm. - El pegó una calada e hizo de nuevo esa cascada de humo.

- ¿Me contarás qué te ha pasado?

Él me ignoró de manera sutil, dando caladas en medio de ese silencio interrumpido por el viento tan fresco.

- Me he dado cuenta de que, te quiero. ¿Se le dice así a ese sentimiento?

- Si. - Reí. - ¿Y qué sientes cuando me ves? - Giré mi rostro hacia él, que, ahora, estaba con sus ojos cerrados y el cigarro entre sus labios. Pegó una de las pocas caladas que se le podía sacar a ese cigarrillo y lo apartó entre sus dedos.

Cold [ TaeTen ]; Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora