30. Empieza

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- Adelante. - La puerta de mi dormitorio se abrió. Yo cerré mi portátil, lo dejé en la mesa próxima a mi y vi de quién se trataba.

Hansol.

Mis mejillas volvieron a su estado natural de cuando lo veía. Traía su sonrisa malévola y picarona consigo, además de una camiseta blanca y unos pantalones ceñidos a sus preciosos muslos y a su enorme... ¡No puedo parar de fijarme!

- Vaya, inclusive con tu pijama antiguo estás precioso. - Cerró la puerta y se acercó a la cama.

- Creía que eras mamá o alguno de los pequeñajos.

- Se han ido al parque. - Se sentó en mi cama y me miró fijamente, con esos ojos azules tan vivos.

Eso quería decir que teníamos la casa sola.

¡Por dios, Yuta! ¿Solo te dominan las hormonas?

- ¿Y qué haces aquí? - Intenté sonar lo más amable posible, pero mi tono era así de directo y neutro, cualquiera pensaría que está tratando con su peor enemigo.

Hansol apartó su flequillo moreno de su rostro y se acercó un poco más a mí.

- ¿Por qué me has besado esta mañana? - Volví a preguntar al ver que no tenía respuesta de la primera pregunta.

Él sonrió. - Adivina.

- Me confundes. - Murmuré.

- Igualmente. - Una de sus manos acarició la mía. Me estaba distrayendo para dios sabe qué hacerme de nuevo. Aunque había sido un error haberle seguido el beso ésta mañana ya estaba hecho. ¿Y quién se resistiría a sus voluptuosos labios?

- No tendrías que haberme besado. - Dije, apartando mi mirada de sus ojos.

- ¿Por qué?

- Está mal. - Para mi no. ¿Quién decidía que estaba mal?

- Tú y yo sabemos que no.

- Sabía que ibas a decir eso. - Volví mi mirada de nuevo en él.

- ¿Y por qué preguntas eso? - Alzó una de sus cejas.

- Porque llevo toda la mañana pensando en lo que ha pasado. - Suspiré y aparté mis cabellos enredados de mi rostro para poderle mirarle mejor. - Hansol, prometimos que éramos hermanos, nada más. - Si no era él quien ponía límites sería yo.

- Yo nunca prometí eso. - Negó.

- Pero yo sí. ¡Joder, Hansol! Me lo pones muy difícil.

- No soy el único que siente cosas, ¿me equivoco?

- Hansol... - Dije apenado.

- No, Yuta. ¿Por qué esto está mal?

- ¡Porque somos hermanos! ¿No comprendes aún la gravedad de la situación? No podemos estar juntos. - Me levanté de sopetón y fui hasta la puerta.

- Ni se te ocurra irte, estamos hablando. No huyas como haces siempre. - Eso se clavó justo en mi pecho, como una daga afilada. Deslicé mi mano por el pomo, dejándolo de lado.

- Hansol - Me giré despacio, y con las lágrimas a punto de desbordarse de mis ojos. -, tu mejor que nadie sabes que esto acabará mal. Por favor, no hagas esto más difícil.

- Hago lo que dice mi corazón, no lo que está bien, porque para mí estar separado de ti es lo peor que me pueden hacer. - Caminó hasta mi, parecía que me iba a acorrolar contra la puerta.

Cold [ TaeTen ]; Completa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora