Perdonado

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Anya estuvó a punto de salir a buscar a Gustabo y Horacio cuando vió a la grúa llegar y recoger el coche que había estampado el gallego. Cuando la grúa desapareció vió como los dos parquímetros andantes venían acompañados de Segismundo.

-Segismundo vendrá con nosotros porque no le queda otra opción para volver a la ciudad.-Dijo Horacio obviamente mintiendo, mientras se sentaba en el asiento del copiloto. 

Durante el viaje a comisaría, los tres chicos empezaron a relatar todas las aventuras que habían pasado juntos: secuestros, peleas, viajes al hospital, atracos y persecuciones. Segismundo era el que más hablaba y la chica reconocía que tenía labia para relatar las historias de forma graciosa.

-Y, ahí te ves a Horacio medio inconsciente diciendole a los policías "los pelicanos vuelan" después de haber atracado una joyería.-Decía Segismundo observando a Anya reírse, amaba su risa.

-¿¿Horacio de verdad pensabas que te iban a dejar pasar eso??.-Preguntó Anya dandole golpes al asiento del de la cresta.

-Tenía que intentarlo, el superintendente daba un miedo que flipas, ¡parecía terminator en ese momento!.-Se excusó Horacio.

-Venga guarros que hemos llegado ya, bajad que aparco el coche.-Dijo Gustabo al ver que los otros 3 no se habían dado cuenta que estaban a las puertas del parking de comisaria. Una vez Gustabo aparcó el coche se dirigió hacia el grupo.

-Horacio me ha enviado un mensaje el abuelo, quiere que vayamos a su despacho cuanto antes o "nos parte la madre".-Dijo Gustabo señalando con la cabeza la comisaria.

-Bueno pues aquí nos separamos chicos, ya te contamos que quiere Conway.-Dijo Horacio dirigiéndose a Anya.

-¿Entonces no hace falta que vaya?.-Preguntó Anya arqueando una ceja.

-Nonono, solo nos ha mencionado a nosotros dos.-Se excusó Gustabo.

-Viendo que se ha hecho tarde...Segis podrías acompañar a Anya a casa, esta ciudad es bantante peligrosa de noche.-Dijo Horacio guiñándole el ojo a Segismundo.

-Que va no hace falta, no quiero molestar.-Contestó la chica.

-Nono, no tengo ningún problema en ello.-Dijo Segis sonrojándose levemente mirando a Anya de reojo.

-Bueno pues...está bien, nos vemos chicos.-Se despidió Anya de los dos amigos y empezó a caminar hacía adelante.Segis caminó hasta ella y se giró, observó como Gustabo y Horacio le hacía señas y posturas de "ánimo" frente a la mirada de algunos policías, que sin duda pensarían que estaban drogados.

Caminaron unos minutos en silencio, hasta que Segismundo decidió preguntarle un poco sobre la vida de la chica:

-Entonces...¿que te trajo a esta ciudad?.-Preguntó Segismundo, ante la tardanza de la chica en contestar empezó a pensar que la había cagado.-si se puede, preguntar claro.-Dijo con una risa nerviosa.

-Si si perdona, culpa mía estaba un poco absorta.-Dijo Anya juntando las dos manos en modo de disculpa.-Puees, quería cambiar un poco de "aires", me sentía muy fatigada en mi ciudad la verdad.-Contestó finalmente.

-Si pues menuda ciudad has venido, aquí a cada 5 minutos ocurren cosas.-

-Me lo dirás a mí que nada más llegar alguién que yo me sé y su primo me robaron.-Dijo Anya dándole un golpe suave al brazo del chico, esto provocó la risa nerviosa de Segismundo y un sentimiento de culpa.

-Bueno ahora enserio.-Dijo el gallego parandose en frente de ella.-Siento mucho que mi primo y yo te hayamos causado problemas, de verdad.-Lo dijo totalmente serio, Anya se le quedó mirando y finalmente respondió:

-Te creeré.-Contestó la chica dedicándole una sonrisa, que hizo que el corazón de Segismundo le diera un vuelco.-Además, no pareces mala persona.-

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Continuaron caminando bajo la luz de las farolas hablando de locuras varias. Por la misma dirección pasó un coche de policía, en el que tanto el piloto como el copiloto no se les escapó el detalle de ver a Anya y Segismundo juntos.

-¡Pero bueno!, el cabritas y la ex-poli, eso si que es raro.-Dijo Conway mientras seguía conduciendo.

-Ah, ¿eran ellos?.-Contestó Volkov haciendose el sueco, los había visto perfectamente y sin saber porque, le había jodido un poco verlos caminar juntos.

-Anda ya, a mí no me mientes, claro que los has visto.-Dijo el superintendente mirando de reojo a su acompañante. Volkov se quedó en silencio, no le interesaba rechistarle a su jefe, sabía que tenía las de perder.

-¿Te crees que no me he dado cuenta como la miras cuando aparece por comisaría?-Dijo Conway riendose al ver que Volkov giraba la cara hacia el otro lado, seguramente por vergüenza. El comisario continuó en silencio, no sabía que decir porque la situación le estaba mareando, ¿hace cuanto que no sentía esa sensación?. Ni se acordaba.

-Yo si fuera tú no perdería el tiempo, anormal de carrito.-Contestó finalmente Conway, conduciendo finalmente de vuelta a la comisaría.

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Mi señor comisario VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora