Al día siguiente Volkov fue al apartamento de Anya para organizar su maleta, ya que esta iría a vivir por un tiempo a su casa. Aunque la jóven no hubiera sido herida le habría propuesto igualmente aquella convivencia para asegurarse de que ella estuviera a salvo. Por otro lado mientras el comisario no estaba, quién se encargaba de cuidarla era Segismundo.
-De verdad estoy bien, no necesito un guardaespaldas a cada rato.-Dijo Anya molesta saliendo del baño del cuarto.
-¿Y si te caes? Veremos como te levantas, te quedarías como una cucaracha boca arriba.-Contestó Segismundo riéndose al imaginar la situación.
-No me puedo caer si no me dejais moverme.-Dijo mientras rodaba los ojos, odiaba sentirse "débil" y dependiente de los demás.
-Aunque te dejaramos moverte, ¡caminas peor que la Conchi!.-Bromeó el gallego descojonándose, ante esto la rubia cogió el cojín de la cama y se lo lanzó a la cara. Grave error porque sintió una punzada en el pecho.
-Mierda.-Susurró la rubia mientras con una mano se tocaba la zona donde le había dolido.
-A ver, estate quieta que como te pase algo el comisario me arranca la poca picha que me queda.-Dijo Segismundo mientras se levantaba y le cedía el brazo para que su amiga se apoyara.
-Entonces...¿cómo has quedado con Conway?.-Preguntó Anya sentándose en la cama.
-No me ha bajado una mierda la multa, es un rata, encima que me juego la vida.-Dijo el gallego simulando que se limpiaba lágrimas de los ojos.
-Pues la verdad si, debería haberte rebajado algo la multa...hablaré yo con él no te preocupes.-Contestó Anya sonriendo a su amigo. Segismundo ya se había enterado por Horacio que entre Anya y Volkov habían sucedido "cosas", por lo que él decidió abandonar por el momento la idea de "conquistar" su corazón. Eso sí, decidió que siempre que pudiera, putearía al comisario.
-Ya está todo preparado, podemos ir yéndonos.-Dijo Volkov al entrar al cuarto.
-Mal comisario, se llama antes de entrar hombre, ley de pri-va-ci-dad.-Contestó Segis al peligrís con sonrisa burlona.
-Al fín podré salir.-Dijo Anya levantándose emocionada, se levantó y empezó a caminar poco a poco, el peligrís le ofreció su brazo pero ella lo rechazó. Los dos salieron al pasillo del hospital siguiendo poco a poco a la ojiazul.
-Modo abuela: activado.-Soltó el gallego al verla caminar.
-¡Cállate!.-Gritó la rubia sonrojada en mitad del pasillo.
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Volkov aparcó el coche dentro del parking y ayudó a bajar a Anya. Al abrir la puerta de su apartamento la chica se quedó sin palabras, la casa era enorme y moderna, estaba muy bien cuidada y tenía una cristalera gigante por lo que podía ver toda la zona de alrededor.
-Joder, te cuidas bien ¿eh?.-Dijo asombrada la chica.
-Bueno, ya que me toca aguantar imbeciles todos los días, algún capricho me tenía que dar.-Contestó el comisario riendo y guiándola.-Ven, te quedaras en mí habitación, ya he dejado tu ropa y tus cosas de aseo en el baño.-
-¿Y tú dónde vas a dormir?.-Preguntó la ojiazul arqueando una ceja.
-Bueno, tengo el cuarto del ordenador o el sofá que es cómodo.-Anya no dijo nada, Volkov aunque aparentaba estar normal, volvía a comportarse distante con ella, una situación que la estaba amargando por dentro.
-Está bien...iré a descansar si me disculpas.-Dicho y hecho Anya se dirigió a la habitació del comisario.
La rubia se quedó hasta la noche en la habitación encerrada.Volkov había decidido pedir unas pizzas para cenar y, una vez llegó la cena se dirigió a la habitación para avisar a Anya.Llamó a la puerta pero esta no contestó, así que decidió entrar.
-Anya, la cena ya está lista.-Dijo desde el umbral de la puerta.
-No tengo hambre.-Contestó seca, la verdad es que no le apetecía cenar con él con ese ambiente tan raro que sentía entre ellos dos.
-Tienes que comer algo, por lo menos para tomar los medicamentos.-Le riñió el comisario.
-Guardame mi parte y luego iré a comer ¿vale?.-Aseguró la ojiazul, Volkov dejó caer un suspiro y abandonó la habitación.
Sobre las 00:15 horas Anya se levantó silenciosa envuelta con la sábana, se asomó por el umbral de la puerta y observó al comisario durmiendo en el sofá con la televisión encendida. Dió gracias a que la tele estuviera encendida ya que el ruido de esta escondía el sonido de los pasos de ella misma.
Llegó a la cocina y abrió las cajas de pizza, una de barbacoa y la otra hawaiana con piña, miró esta última sorprendida y con un poco de asco, nunca comprendería aquella mezcla. Observó que en general el comisario tampoco había comido mucho. Cogió un par de trozos de pizza barbacoa, y empezó a comer delante de las vistas que proporcionaba aquella inmesa cristalera.
Mientras comía escuchó dos voces detrás de la puerta de la entrada, era imposible no reconocerlos con lo escandalosos que eran:
-¿Entonces llamamos o que hacemos?.-Preguntó Horacio, este ahora solo llevaba una muleta.
-¿Pero tu estás seguro que vive aquí? Como nos salga un degenerado tienes las de perder, no puedes correr.-Contestó Gustabo, en ese instante Anya abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido y sus dos amigos retrocedieron un poco.
-Hola, aquí la degenerada, no chilleis que Volkov está durmiendo coño.-Susurró Anya saliendo al pasillo junto a ellos.
-Degenerada no, pero pareces un fantasma con la sábana hasta la cabeza.-Dijo Horacio riendo.
-Horacio has acertado donde vive tu ex-crush a la primera...la que le espera al doctor muerte.-Contestó Gustabo llevándose la mano a la cara.
-¿Qué haceis aquí a estas horas?.-Pregunto la rubia ladeando la cabeza.
-Gustabo ha acabado su servicio ahora y queríamos ver como estabas.-Dijo Horacio sonriendo nerviosamente.
-Vale, ahora la verdad.-Contestó Anya mirandolos fijamente y acabando el trozo de pizza.
-Queríamos cotillear para ver si os pillábamos haciendo cosas indecentes.-Se sinceró Gustabo, al escucharlo Anya soltó un suspiro.
-El horno no está para bollos.-Contestó Anya decaída.
-Uuuuh, problemas en el paraiso.-Dijeron los dos amigos al unísono, derrepente se abrió la puerta de detrás de la chica y apareció Volkov con cara de estar bastante cabreado.
-El único problema que hay aquí sois vosotros dos a estas horas.-Contestó Volkov, cogió a Anya del brazo y con rápidez la metió dentro de casa.
-Joder que susto, al no encontrarte me pensaba que te habían vuelto a secuestrar o algo.-Dijo el peligrís abrazandola con cuidado.
Anya se quedó en silencio hasta rompió a llorar.
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Mi señor comisario Volkov
RandomAnya Swilhu es una joven de 25 años que viaja a Los Santos en busca de un cambio de aires . Allí conocera a un grupo de amigos bastante peculiares que le traerán dolores de cabeza y un posible crush. La portada ha sido creada por: @Jaja_jayus