Bar

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Volkov salió escopetado de su despacho dejando a Anya en el y rápidamente se dirigió al despacho de Conway. 

-Joder que rápido habeis acabado, espero que pusieras las cámaras en bucle.-Dijo el superintendente sin apartar la vista de los documentos que estaba revisando.

-Solo venía a dejar claro que no ibamos a hacer nada Conway.-Contestó el comisario dejando caer un suspiro y sentándose en una de las sillas.

-Vale, me importa una mierda.-El mayor al ver que Volkov no se iba, dejó su trabajo y le observó.-¿Qué coño te pasa?

-¿No la puedes trasladar a otra comisaría?.-Preguntó el comisario observando a Conway, este último se empezó a reír.

-Venga ya, no me jodas que la rubia te distrae.-Dijo el superintendente con tono burlón, Volkov desvió la mirada y no contestó.-Joder...pero si te la has tirado ¿no?.-

-¿Cómo coño lo sabes?.-Preguntó Volkov sorprendido.

-Mortadelo y Filemón.-Contestó el superintendente encendiendo un cigarro.

-Joder...-Se quejó el jóven echándose hacia atrás en la silla y mirando al techo.

-Mira, lo que tengais o dejeis de tener me importa una mierda, pero haz bien tu trabajo.Ahora ve y echale un vistazo a los documentos que te he dejado.-Dijo el mayor exhalando el humo del cigarro.

En el otro lado de la comisaría Anya estaba buscando a Gustabo ya que iba a decirle 4 cosas por meterla en un jaleo, sin embargo escuchó por radio que estaba patrullando con Greco. Suspiró y decidió dejar la venganza para el momento en el que menos se lo esperara. 

Se dirigió a una de las motos del parking para patrullar y poner multas, montó en ella y empezó a dar vueltas por la ciudad pensando en todo lo que había ocurrido en su primer día de trabajo.No le hacia ninguna gracia que ocurrieran esa clase de situaciones y malentendidos entre el comisario y ella.Deseaba que su relación con Volkov fuera meramente profesional y laboral, pero primero tendría que encargarse de ciertos compañeros que revoloteavan alrededor de ella con la finalidad de ver el mundo arder.

A las 21:30 llegó a comisaría para poner fin a su turno de servicio, allí se encontró con Gustabo y Horacio apunto de irse.

-Anya ¿te vienes con nosotros a beber?.-Preguntó Horacio observandola entrar.

-Venga únete a la fiesta, también vienen Segis y Jonhy.-Dijo Gustabo al verla no muy decidida.

-Bueno, venga vale me apunto, pero no creo que beba demasiado.-Contestó la rubia, ante esto Gustabo le tiró las llaves del audi. Hoy le tocaría a ella ser la niñera del grupo.

Primero pasaron por casa de la chica ya que quería arreglarse un poco, llevaba la ropa con la que había ido a trabajar, es decir, la ropa deportiva. Se puso una camisa blanca y unos pantalones negros de tiro alto. Decidió aprovechar la ocasión para ponerse un poco de maquillaje: rimel, raya de ojos y pintalabios.

Una vez llegaron al bar, vieron a Segismundo y a Jonhy sentados en uno de los sillones, se acercaron y se sentaron con ellos.

-¿Que tal chavales?.-Saludó Segismundo observando a sus amigos.

-Aquí estamos, mastodontes.-Dijo Gustabo saludandolos y chocando los puños con Segis.

-Venga ¿Qué pedimos hoy?.-Preguntó Horacio mirando a los presentes.

-¿Pedimos chupitos de tequila?.-Dejó caer Johny, los chicos asintieron motivados, excepto Anya.

-Yo pediré una cocacola, hoy conduzco yo.-Contestó ante las miradas de fastidio de los demás.

Mi señor comisario VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora