Amago

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-¿Y bien?.-Preguntó el comisario alargando el brazo con la mano firme.

-Y una mierda, sé que lo haces para hacerle cochinadas a Anya y eso ta muy feo.-Contestó el gallego golpeando la mano del contrario.

-Te equivocas...-Mintió el comisario.-Lo hago por ella, le fastidia vernos pelear como perro y gato.-

Segismundo achinó sus ojos, observandolo y juzgandolo con su mirada, sin embargo Volkov mantenía su cara de póker, totalmente impasible.

-Págame las multas y estamos en paz.-Propusó Segismundo con una sonrisita, a lo que Volkov soltó una sonora carcajada.

-Los cojones.-

-Pero si son 55.000 de nada...¡Con lo que cobras eso es una miseria pa' tí!.-

-Negativo.-

-Por favor por favor por favor por favoooooor.-Segismundo se medio arrodilló en el suelo y le cogió del brazo al peligrís moviendolo e insistiendo, a lo que el comisario rodó los ojos y se zafó de él bruscamente.-Muy bien, como quieras, le diré a Anya que eres tú él que no quiere hacer las paces.-Dijo sonriendo de forma maligna (o por lo menos intentándolo).

Volkov suspiró cansado y observó por última vez al gallego, sacó del bolsillo de su camisa un talonario y un bolígrafo. Al verlo, a Segismundo le brillaron los ojos como nunca le habían brillado.

-Это будет сукин сын....-"Será hijo de puta" dijo el ruso.-Voy a pagarte la mitad, si te comportas como un ciudadano NORMAL te pagaré el resto.-Volkov arrancó el papel y se lo entregó al contrario.

-Venga vale, te lo paso esta vez Volkom.- Dijo Segismundo observando con ilusión el trozo de papel.-Por cierto, ¿Cúal es ese deseo que quieres que ella cumpla, pillín?.-Preguntó dandole suaves codazos al "armario ruso".

-Eso no te incumbe.-Contestó de mala gana el comisario yendo hacia su coche.

-Si es un trío llamadme que estoy disponible.-Dijo divertido Segismundo siguiendo al peligrís.

-Pensaba que sólo te iban las cabras.-Contestó el otro entrando en el coche.

-Muy gracioso muy gracioso...tú tienes miedo de que le guste más como lo hago yo.-Acto seguido el gallego hizo ligeros movimientos de embestidas con la cadera.Volkov lo miró de arriba a abajo, fijándo su vista en la entrepierna y soltó una risa.

-Con eso que tienes lo dudo, pastorcito.-Antes de que el contrario pudiera contestar puso en marcha su otaku-móvil y desapareció de la vista del gallego.

-Que cabrón.-Soltó Segismundo viendo el coche alejarse.

Volkov iba perdido en sus pensamientos mientras conducía, se dirigía hacia la comisaría para empezar su turno, hoy le tocaba el turno de noche al contrario que su pareja. Anya había quedado con Paola para tomar algo y bailar en un pub cercano de comisaría.

Él no podía evitar sentir muy malas vibras cuando pensaba en aquella chica pelirrosada, algo tenía que le sacaba de quicio, y sabía muy bien lo que era: el victimismo. Con su actitud podía tener a casi cualquiera a sus pies para ayudarla, a parte de Anya otros ejemplos eran Greco y Leonidas.

Le sorprendió la voz de este último, que sonó en la radio que llevaba el comisario:

-¡QRR, QRR! ¡Una furgoneta me está intentando cerrar el camino!, ¡Zupeeeeeeer ayudaaaaa!.-Gritó Leonidas, acto seguido Volkov al recibir el 10-20 de su compañero, se dirigió a toda prisa hacia su ubicación.

Volkov escuchaba la voz del superintendente hablandole a Leonidas, tranquilizándolo y asegurandole que no le tocarían ni un solo pelo de su melena de Bieber. De golpe se escucharon varios disparos, un tremendo golpe y un silencio sepulcral.

Mi señor comisario VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora