Malentendido

2.2K 230 263
                                    

-¿Hay algún problema señor?.-Preguntó con cara de pocos amigos el comisario.Este iba acompañado de Gustabo, que mostraba una sonrisa burlona, por lo que Anya pensó que el del bigote había conseguido influenciar de alguna forma al ruso.

-Sí, vuestra presencia aquí es el problema.-Contestó fríamente el hombre girandose hacia ellos y clavando su mirada en la del comisario.

-¿Disculpe? Usted es el que está acaparando a mi agente, que debería esta realizando su trabajo.-Estaba clarísimo que Gustabo había malmetido con algún comentario para que Volkov estuviera actuando así. Anya aprovechó que estaba detrás de su padre para hacer señales para que se callara.

-Yo haré lo que quiera y si quiero acaparar el tiempo de mi hermosa y preciosa hija lo haré, pedazo de virgen.-Contestó el mayor con una sonrisa algo cínica, Gustabo y Horacio empezaron a reirse como locos y soltaron al unísono un "Uuuuuuuuh"  mientras que Volkov sintió recorrer un escalofrío en todo su cuerpo, la había cagado.

-Bueno, ya vale que conseguiras que me degraden.-Dijo nerviosa Anya separando a su padre del comisario, este seguía estático.

-Ha empezado él, yo estaba muy tranquilo hablando contigo.-Contestó haciendo un "puchero" el mayor, ella solo suspiró.-Por cierto, ¿Cuántas mujeres trabajan aquí?.- Preguntó observando el lugar.

-Ella y Paola.-Dijo Gustabo parando de reir, el mayor miró a su hija con cara de desaprobación.

-Si algún buitre te molesta solo dímelo y lo castro, ¿Vale?.-La ojiazul giró sus ojos y asintió, estaba acostumbrada a la sobreprotección de su padre.

-Por eso no se preocupe, no la van a molestar porque ya está pillada.-Contestó Horacio señalando al comisario, este automáticamente miró al peligrís y luego a su hija.

-Pero q-que dices H-Horacio, que ocurrencias.-Se excusó Anya riendo muy nerviosamente.

-Exacto Horacio, cállate.-Dijo esta vez el comisario, el hombre se giró hacia él y el ruso se echó hacia atrás, ese hombre le intimidaba de igual forma o más que el superintendente. 

-Tú, también tienes marcas en el cuello.-Dijo observándolo.-No me jodas que la has tocado.-

-¡William Gardener!.-El pelinegro se sobresaltó y se giró al escuchar la firme voz de su hija.-Déjalo en paz, lo que haga o no con mi vida sentimental no te incumbe.-Ella estaba de brazos cruzados y muy molesta.

-Sí que me incumbe, eres mi hija y no permitiré que estés con un imbecil.-Contestó William señalando a Volkov, a este punto Gustabo estaba llorando de la risa.

-Ni siquiera le conoces, él es muy bueno y dulce conmigo.-Rechistó Anya plantando cara a su padre.

-O sea, ¿Es cierto?, ¿Estás con él?.-Preguntó su padre incrédulo, Anya no sabia que contestar y desvió su mirada.

-Sí, Anya y yo somos pareja.-Contestó Volkov posicionandose al lado de la noruega y cogiendola de la mano, ella suspiró aliviada y sintió una especie de calma dentro de ella.

-Pues claro, son la pareja bombón.-Dijo Gustabo con tono feliz.

El mayor se quedó observandolos a ellos dos, suspiró y contestó:

-Joder, no me esperaba encontrarme con esta situación.-Paró, volvió a suspirar y se dirigió a su hija.-Estoy alojado en el hotel Richman, cuando puedas me gustaría que quedaramos para comer o algo, así nos ponemos al día.-Se acercó a ella y le besó en la frente.-Y tú, más te vale cuidarla.-Le dijo al comisario y desapareció de la vista de ellos.

-La puta madre casi me da algo.-Se sinceró Volkov poniendo una mano en su pecho.

-Joder que temperamento tiene tu suegro, me recuerda al abuelo.-Dijo Gustabo acercándose a la pareja.

-Por eso actúo como si nada con el súper, estoy acostumbrada a lidiar con ello.-Contestó Anya suspirando, esta se quedó pensativa mirando al suelo.-Oye Viktor acompañame un momento.-El peligrís la acompañó hacia el vestuario.

-¿Te parece que mejor quedemos mañana? Así hablo primero con mi padre y le relajo un poco.-

-Sin problema cariño.-Contestó el comisario mostrandole una tierna sonrisa, ella se sorprendió al escuchar esa palabra y se sonrojó un poco.

-Entonces mañana ven a mi casa a cenar, te prepararé algo rico.-Dijo ella orgullosa poniendo sus manos en sus caderas.Él se acercó al oído de ella y le susurró:

-Prefiero comerte a tí.-

.

.

La noruega estaba en su apartamento esperando a su padre, ella había comprado comida asiática ya que sabía que era la comida favorita de su padre. El timbre sonó y fue a abrir:

-Hola padre.-Saludó la muchacha algo nerviosa, esta observó que el pelinegro llevaba una bolsa.

-Esto es para tí.-Le entregó la bolsa y entró observando curioso el apartamento.

Anya sacó de la bolsa un regalo, lo abrió y vió que era un peluche de un gato, ella sonrió tiernamente.

-No era necesario un regalo, pero muchas gracias.-Contestó ella con una sonrisa, en verdad estaba agradecida.

-Si crees que no es necesario a la proxima no te traeré nada.-Anya suspiró, sabía que a aquel hombre el orgullo le podía y mentía para hacerse el duro. Dejó el peluche encima de su cama.-Sientate en la mesa, ahora serviré la cena.-

Ella fue a calentar la comida que previamente había comprado, sirvió varios platos que contenían arroz tres delicias, sushi de diferentes tipos, fideos de arroz y rollitos de primavera con salsa agridulce. Llevó los platos a la mesa y se sentó.

-Comida china...-A William se le iluminaron los ojos y su hija simplemente rió.El hombre empezó a servirse la comida.

-¿Que tal van los cosas por allí?.-Preguntó la rubia cogiendo un rollito.

-Van como siempre, suele estar tranquilo por allí...pero más importante, ¿Cómo estás tú?.-Ella sabía por donde iban los tiros.

-Estoy mejor, la verdad que cambiar de ciudad me ha hecho bien.-Su padre se la quedó mirando a los ojos.- Tranquilo, ya no me culpo sobre lo de Erik.-

-Desde mi punto de vista físicamente estas mejor, o sea tienes más color y has cogido peso.-La ojiazul puso cara de susto al escuchar lo último.-Digo que estas en tu peso ideal, estas muy bonita.-

-Por cierto, se lo del secuestro.-Anya se atragantó con el arroz al escucharlo.- Soy el jefe de policía de nuestra ciudad obvio que puedo acceder a todo tu historial, ¿Cómo coño no me lo cuentas?.-Preguntó indignado.

-Porque se como te pones y no quería preocuparte, además lo único que me quedó de eso fue la cicatriz de debajo del ojo.-Dijo ella señalandola.

-Suficiente motivo para arracarle los dedos uno a uno a quien te lo hizo.-Sonrió de forma cínica, la muchacha pensó que quizá su padre era un hermano perdido de Conway.-¿Cuánto tiempo llevas con el ruso?.-Preguntó de golpe.

-Lo conozco desde el primer día que llegué a la ciudad y ¿Juntos?...poco tiempo la verdad.-Dijo pensativa.

-¿Cómo se llamaba?.-Preguntó curioso.

-Viktor Volkov...y ni si te ocurra investigarlo.-Amenazó su hija apuntándole con el tenedor.

-No prometo nada.-Contestó el contrario levantando las manos.-Volkov y Swilhü...lo siento pero no queda nada bien, no lo digo yo sino vuestros apellidos.-Dijo de excusa el mayor.

-Padre, no vas a hacer que cambie de opinión, el me gusta...bastante.-Se sinceró la rubia dejando el tenedor en el plato.

-¡Pero tiene la cabeza pequeña!.-Exclamó su padre.

-¿Pero que estas diciendo?.-Preguntó ella riendo por la ocurrencia de su padre.

-Tienes el mismo gusto con los hombres que tenía tu madre, es decir, extraño.-Su hija volvió a reir al escuchar el comentario.-Eso sí, en mi presencia lo quiero a 2 metros de tí, si te toca un pelo le arranco las manos.-

-A veces comprendo porque mamá te echó de casa.-




Mi señor comisario VolkovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora