06.-Espejito, espejito...

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Al llegar a su apartamento, después de su aburridisima clase de piano, JungKook arrojó su mochila y abrigo al suelo. Le importaba bien poquito si al día siguiente se quejaba de su propio desorden porque en ese momento solo quería darse un baño y dormir.
Eran pasadas las 8 de la noche y no había dormido bien por culpa de sus tareas en la Universidad y por la carga extra de sus clases innecesarias como lo eran la de piano y la de esgrima. Un quejido brotó de sus labios cuando su espalda trono. No recordaba la última vez que le habían dado un masaje contra el estrés, y ciertamente lo necesitaba.

Avanzó a paso flojo hacia la cocina, abrió su refrigerador y sacó un carton de leche, un poco de jamón y unas cuantas verduras. Tomó el pan y se hizo un simple, sencillo, pero bien merecido emparedado con mucha lechuga. En la actualidad, JungKook tenía esta fea obsesión por verse más delgado, así que se la pasaba comiendo, casi, puras verduras y frutas. Se artaba de agua y muy rara vez se daba el gusto de comer brochetas junto a YuGyeom.
JungKook prefería que fuera así.

Lejos de todo recuerdo horrible que le traía el convivir con sus amigos. Al terminar su "cena" dejó todo lo usado en el fragadero. Avanzó hasta su cuarto y con toda la energía que le quedaba se dio un baño. Tallando su nivea piel en los lugares que, él consideraba, lo necesitaban más. Jabono su cabello con un shampoo con aroma a cereza. Y cuando se sintió listo para salir de la regadera, tomó la toalla azul marino.

Se miró en el espejo de cuerpo completo por segunda vez en esa semana. Notando así, que sus clavícula se notaban, su piel se veía muy palida a lo que en realidad debía ser color. Se acercó más al espejo y pudo ver como debajo de sus ojos se marcaban esas horrible orejas que tanto había odiado unos años atrás, cuando era demasiado vanidoso para el gusto propio.

-Mira lo que has hecho, JungKookie...

Le dijo a su reflejo, sintiendo las lágrimas llenarse en sus ojos y luego, no mucho después, sintiendo como resbalaban por su mejillas y goteaban en su barbilla. Le dolía verse de esa manera porque Jeon JungKook no era así, nunca lo había sido. Su vida se estaba arruinando de la peor manera y lo malo no era eso, ¡no!, era el echo de que él mismo se lo estaba permitiendo.

Estaba dejando que un mal recuerdo lo atormentara cuando no debía ser así. JungKook no tenía porque estar llorando, de nuevo, frente a ese espejo mientras maldesia una y mil veces el día que Kim TaeHyung apareció en su vida. Porque ese sujeto solo lo había jodido. Y ahora, por más que lo intentaba, no podía salir con nadie sin sentir que no era lo correcto.
Dos años viviendo completamente solo y lejos de lo que en realidad era su vida y todo por culpa de un maldito hombre.

El timbre de su apartamento lo hizo tallar sus mejillas. Corrió al cuarto y se coloco la ropa lo más rápido que pudo, quizás Bambam estaba del otro lado de la puerta esperandolo o tal vez era YuGyeom.

-¡Voy!, ¡voy! - Grito desde el pasillo. Aún con la toalla en las manos, abrió la puerta sin observar primero quien era. Pará su sorpresa, no era Bambam o siquiera YuGyeom, era Kim TaeHyung el que lo observaba con enormes ojos castaños y rojizos labios. - ¿Qué haces aquí?

Su voz ni siquiera sonó amistosa. De hecho, sonó bastante irritada y hasta cierto punto molesta. TaeHyung retrocedió un paso cuando JungKook habló. No sabía ni que decirle. En realidad estaba ahí solo para comprobar que no le habían mentido en cuanto a su dirección. Y vaya sorpresa que se llevó también.

-¿Podemos hablar?

-No...

Y la puerta se cerró frente a su cara sin dejarle decir nada más.

Fastidioso YuGyeom 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora