CAPÍTULO 13: "Yo no te haría daño"

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Ocho días...

Así como lo ves, ocho días sin hablar con Ryan.

Los primeros tres días fueron fáciles. Al estar tanto tiempo bajo la lluvia cogí un resfrío y mamá me obligó a faltar a clases.

Los demás días lo ignoré en el colegio.

Se preguntarán cómo es que se puede ignorar a una persona que va a tu mismo colegio y aula.

Pues fácil.

En el aula me ponía los auriculares cada vez que el profesor no hablaba o lo esperábamos y en la cafetería Jenni no me dejaba sola. Cada vez que Ryan se acercaba lo echaba o impedía que me hablara.

Entro al aula, me coloco los auriculares y espero a la profesora.

Los demás alumnos ya se encontraban en sus lugares esperando.

Pero la profesora aún no llegaba y habían pasado veinte minutos hasta que un compañero entró corriendo, me saqué los auriculares para escuchar que iba a decir.

—La profesora hoy no ha venido y  la directora dijo que tenemos hora libre hasta que venga el profesor de Matemáticas.

Todos saltaron, festejaron y salieron al patio para pasar la hora.

Yo solo me quedé en mi lugar, cerré los ojos y apoyé mi cabeza en el banco

El sonido de la puerta cerrarse me asustó. Levanté mi cabeza y al observar el autor volví a bajarla.

—Sasha llevas ocho días ignorandome, ¿Podemos hablar por favor?—Preguntó Ryan.

—No tenemos nada de que hablar—Respondí secamente.

—Si tenemos algo que hablar. Solo escúchame ¿si? No hace falta que me respondas. Solo escúchame por favor—Juntó las palmas de sus manos como si estuviera rezando.

Asentí y lo miré directamente a los ojos.

—Lo del reto es verdad—Eso me dolió, pero al ver que mi mirada cambió Ryan prosiguió—Pero a penas Kelly me dió ese reto yo dejé de jugar.

—¿Cómo hago para creerte? ¿Cómo sé que no fue parte del juego?—Pregunté aún mirándolo.

—Yo no te haría daño—Su mirada cambió y pude ver en sus ojos lo arrepentido que estaba.

—Ya lo hiciste Ryan—Lágrimas cayeron por mi rostro, pero las limpié de inmediato.

—¡Lo sé! Pero lo que pasa es que—Volvió a callarse.

—¿Qué pasa?—Pregunté mirándolo.

—Nada—Bajó su mirada al suelo.

—¿Nada? ¿Ryan no me dirás nada?—Volví a llorar de nuevo.

No volvió a hablar.Solo se quedó mirando el suelo.

—Esta bien. Ya lo entiendo—Limpié mis lágrimas alejándome de él.

Al llegar a la puerta me detuve. Giré a mirarlo una ves más pero él seguía ahí quieto mirando hacia la nada.

—Es complicado—Volvió a hablar.

—¿Qué es complicado?—Pregunté con la voz rota.

—Todo—Se movió hacia mi.

—¿Qué es "todo"?—Al verlo acercarse sentí unos nervios.

Se detuvo frente a mí y por primera vez desde que comenzó esta charla me miró directamente a los ojos.

Tenia la mirada perdida y los ojos lagrimosos.

Nuestras Perfectas Imperfecciones [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora