♦33. Tu regreso♦

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|POV NARRADOR|

Ese chico mitad albino despertó, más cansado de lo usual, con los ojos hinchados y rojos, la nariz escurriendo, la boca seca y mucha, pero mucha, hambre. Su primer pensamiento del día fue comer, hizo un gran esfuerzo para poder levantarse de cama, ducharse, vestirse, salir a la cafetería y sentarse solo. Cuando vio la comida apenas tuvo apetito, aunque tenía hambre, su estómago parecía rechazar esa comida, algo parecido a lo que le había pasado la noche anterior. Justo después de cenar y regresar a su cabaña ya no tan compartida, todo lo ingerido salió por donde entró. La razón por la que estaba tan hambriento esa mañana, pero su organismo estaba mal, aparentemente. Estaba seguro que era por la falta de Bakugou, una enfermedad psicológica, creía el, todo creado por su mente debido a las emociones negativas que tenía todas acumuladas dentro de si. Claro que días antes esa "depresión" la combatía con la felicidad que sentía al estar junto a Katsuki, toda la serotonina que su cerebro producía al estar junto a Bakugou era impresionante, no recordaba haberse sentido tan lleno de energía antes, incluso varios compañeros lo habían notado "luces más radiante que de costumbre..." Pero todo eso estaba en el pasado, su mente ahora no podía procesar bien la información, no quería moverse para nada, quería solo dormir hasta que esa pesadilla acabase, sus síntomas eran, en su mayoría, los de un agotamiento emocional. Algo de lo que no estaba muy familiarizado, pero que una vez escucho hablar sobre el tema, no había indagado más en el pie cuestiones de tiempo, pero por lo que había escuchado se debe a una gran presión en el trabajo que ocasionan mucha producción de la hormona del estrés, el sentía mucho estrés últimamente, no solo de trabajo, de su vida personal, social, y más que nada, amorosa. Si toda la presión con la que cargaba era mucha, la presión con la que cargaba ahora mismo era cuatro veces mayor, todo su estrés en su máximo esplendor, algo con lo que claramente no podía lidiar solo.

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Las primeras horas de la mañana fueron una tortura para Todoroki, sus compañeros habían logrado arrastrarlo hasta el lago para poder tener una especie de fiesta o reunión, (otra vez, todo idea de las chicas), algo que el heterocromático seguía sin entender. Lo único que querían era distraer por lo menos unos minutos a Todoroki de la situación actual, algo que claramente nunca lograría haciendo eso, pero valía el intento.
No había adultos cerca, y la única autoridad en el lugar era Iida, Yaoyorozu y Hado, obviamente a nadie le importaba, ellos estaban ahí para divertirse, no seguir las reglas. Varios se encontraban nadando, comiendo, jugando, pasándola bien para su edad. Había risas por aquí, risas por allá, pero ese vacío presente en todos, la falta del carisma de Kirishima, o la energía de Mina era evidente, todos lo notaban, y en cierta parte dolía, pero los aliviaba el saber que estaban vivos y sanos.
Sin previo aviso se apareció Fat Gum, con una sonrisa enorme en su rostro, asustando a todos los jóvenes, esperando a que recobrase su aliento y dijera el propósito de su sonrisa.

–¡Lo... H...emos... He...cho...! – Todos trataban de entender lo recién dicho, pero ninguno parecía entender la frase del héroe.– ¡Ya... Re...gresaron!– Esa frase hizo click en Todoroki, siendo el primero en reaccionar y dirigirse a toda prisa al lugar de los hechos, y, efectivamente, estaban allí, los cinco realmente habían regresado, los pudieron sacar. Instintivamente busco esa cabellera alborotada, o esos ojos ardientes que tanto conocía, que eran la causa de su dolor y de su felicidad. Y lo encontró, lo vi entre toda la multitud, sonriendo. Corrió hasta el, abrazándolo en el acto, dejando ir toda la presión que tenía, todo ese dolor que cargaba, con solo abrazarlo, tocarlo, verlo, besarlo, adorarlo con todo su ser. Lo que siempre soñaba cada momento que estaba lejos de el, cada momento que no podía verlo, todas sus ilusiones se cumplieron en ese momento.
Todos miraron la escena con nostalgia, puede que no entendieran sus sentimientos, pero el tan solo ver esa escena, podías entender que pertenecían juntos. Aizawa se unió al abrazo, pegando a los dos a su pecho, dejan salir, asi mismo, la presión que lo carcomía por dentro. Sintiendo un alivio al poder abrazar a sus dos mejores alumnos.

–¡Kacchan!– El resto de alumnos arribó al lugar, acabando con el abrazo tan emotivo de los tres.

–¡Chicos, están bien, me alegro tanto! ¡Estábamos demasiado preocupados! En especial Todoroki por Bakugou.

–A mí también me alegra que estemos de vuelta, las cosas allá eran bastante aburridas.

–¿Cómo lo lograron?

–Resulta que había una máquina escondida que te llevaba directo a la salida.

–Eso es bastante conveniente.

–¡Lo sé!

–Pero eso nos ayudó a poder salir de ese lugar apestoso.

–Deben tener hambre, ¿Cierto?

–¡Muchísima!– Se pusieron al día antes de llevarlos a la cafetería, a excepción de dos chicos.

–Bakugou... Te extrañe tanto.

–Tsk... Lo sé.

–No podría pasar por eso otra vez.

–Yo tampoco, fue...

–¿Horrible?

–Hmm.

–¿Tu me extrañaste a mi?

–...Hmm.

–Pense en ti todo ese tiempo, sin ti, podría morir.

–No seas dramático, estoy seguro de que saldrías adelante, eres bueno superando la cosas.

–Pero a ti no, ti eres parte de mi ahora, Bakugou, si te vas, perdería una parte de mi mismo.

–Tsk, encontrarías a alguien más.

–¿Por qué dices eso?

–Porque es la verdad, encontrarías a alguien, y lo superarás, no es para tanto.

–Nadie te podría reemplazar, tu más que nadie debería saberlo.– Hasta ese momento Bakugou había evitado mirar a Todoroki, y cuando dijo eso lo miro por inercia, encontrándose con una sonrisa acogedora, la sonrisa más cálida que había tenido en su vida, una que jamás olvidaría. Sin pensarlo dos veces, se abalanzó a sus labios, plantando un beso brusco pero tierno en la boca del bicolor, que correspondió casi inmediatamente, un beso esperado por ambos.

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|Continuará.|

♦Bomba de Amor♦ [Todobaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora