Al desnudo

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En el universo 9, Mojito se encontraba en el jardín del castillo, si es que se le podía llamar así, ya que las plantas se estaban secando. Aunque el ángel las regara, como los bebés jugaban mucho en el patio y las pisoteaban sin querer, las plantas terminaban muriendo.

- cuidado cuidado! - fue corriendo a atrapar a Rou, quien se iba a caer de un tronco seco que se rompió - no hagan cosas tan peligrosas, vayan a jugar con los balones - señaló las tantas pelotas que estaban por todo el patio, pero los niños ya se habían aburrido de jugar con ellas, así que empezaron a hacer berrinche.

Mojito tuvo una idea, así que sacó del cobertizo la pequeña piscina inflable que ahí estaba y la infló y llenó de agua para que los niños jugaran. Ahí sí estuvieron contentos y sonreían mucho con sus pequeños dientitos, lo que al ángel le pareció tierno, por lo que fue por sus pinturas, su lienzo y pinceles y empezó a pintar la escena que veía, de los dos dioses bebés jugando en la piscinita y sonriendo.

Cuando terminó el cuadro lo colgó en la sala de estar y se dirigió a la cocina para preparar el almuerzo, pero en realidad no tenía ganas de hacerlo, así que tomó su báculo y ordenó galactipollo a domicilio.

Cuando la comida llegó el repartidor tocó el timbre.

- tengan cuidado - les advirtió Mojito a los bebés - solo iré a traer el almuerzo...

Se dirigió a la puerta y abrió.

- ¿es este castillo el del señor Mojito? - preguntó el repartidor leyendo la dirección que le habían dado en una notita.

- en efecto... - el ángel asintió.

- muy bien... corroboro el pedido... una soda de tres litros, un banquete de pollo rostizado, dos cajitas de pollito feliz con juguetes de la colección de magia, dos órdenes extra de puré de papa y un tres leches mediano y una tarta de chocolate tamaño familiar. ¿correcto?

- sí - abrió más la puerta y extendió sus brazos para recibir el pedido, pero como era mucho entonces el repartidor tuvo que entrar a ayudarle a acomodar las cosas que el ángel no pudo cargar - muchas gracias...

- es un placer, por cierto - señaló el cuadro de los bebés que Mojito había pintado - ¿quién lo hizo? tiene talento...

- oh, ¿por qué la pregunta?

- porque mi más grande sueño es estar reflejado en una pintura... y me encantan esos trazos...

- pues la hice yo - dijo sincero.

- ¿cuánto me cobrarías por hacer una pintura mía? - preguntó interesado.

- eso depende de cuántas horas me tarde en ella y qué tan grande y elaborada la quieras.

- te pagaré lo que quieras pero por favor píntame una...

- ¿cómo la quieres?.

- te iré diciendo, ¿estás solo? - miró a todos lados.

- eh, no, hay dos bebés en esta casa...

- creo que será mejor que vayamos a un lugar privado, no quiero sonar mal, es solo que ellos podrían distraerme.

- toma asiento - lo invitó a la mesa en lo que sentaba a los bebés en sus sillitas en la mesa del patio y les servía sus pollitos y puré en sus platitos, les dio también vasitos entrenadores con soda y guardó el postre en la refrigeradora - no habrá postre hasta que terminen de comer, no hagan desorden que ya regreso - dijo para luego guiar al repartidor a un cuarto que Mojito usaba de taller para pintar algunas veces - muy bien... ¿qué es lo que quieres exactamente?

1 multiverso, 12 pequeños problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora