Haruka Nara es ciega, pero eso no la hace delicada.
Las personas siempre la trataban con delicadeza, pensando que siempre necesitaba ayuda, aún cuando no la necesitaba.
Naruto Uzumaki fue el primero en reconocer su fortaleza, por lo que ella también...
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Esta es Haruka Nara versión adolescente...
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Nunca imaginé que volverse la cabeza del clan Nara sería tan problemático.
Pasaba mucho tiempo estudiando los papeles que la hacían siempre querer escapar.
Ahora se encontraba en una montaña de papeles que tenía que leer, y es que su padre había creado un sistema de lectura especialmente para ella.
De forma que ya no podía escapar del trabajo de oficina, por supuesto que apenas estaba siendo una aspirante, y Shikaku, su tío era quien actualmente tenía el mando del Clan Nara.
No por nada es considerado uno de los hombres más inteligentes.
El equipo Gai estaba fuera completando una misión, ella no había logrado hacerla con ellos por que ahora se encontraba ocupada con los temas del Clan.
Habían pasado exactamente tres años desde que Naruto había dejado la aldea y su ausencia se notaba.
Eran en estos momentos que pensaba que escapar de sus responsabilidades con el rubio siempre era agradable, y ahora que no estaba, no le parecía igual de divertido que antes.
Haru detuvo su lectura y levantó la mirada, aquello que sentía debían ser imaginaciones suyas... sentía su chakra, a pesar del tiempo transcurrido, nunca podría olvidarlo.
Aquel es el chakra que emana Naruto, él había vuelto a la aldea.
La azabache se apresuró y dejó todos los papeles en la mesa, se escabulló de su hogar y saltó entre las edificaciones.
—¡Naruto-baka! —Exclamó la chica cuando lo sintió frente a él.
—¿Haru-chan? —Los ojos azules brillaron al ver a la azabache.—Casi no te reconozco.
La voz de Naruto había cambiado aunque aún tenía un deje infantil, no era tan notorio.
La chica alzó una ceja y se llevó las manos a su cintura.—Finalmente regresaste, me hiciste esperar bastante idiota.
Haru se había imaginado muchas veces su encuentro con el rubio, pero muchas cosas nunca salían como ella quería.
Los presentes, Shikamaru, Sakura e incluso Temari notaron ese extraño pero cálido ambiente que estaba invadiendo a ambos.
Shikamaru solo sonrió de lado al ver a su prima con esa tonta sonrisa casi imperceptible para los demás.
—¿No se supone que deberías estar trabajando? —Preguntó su primo con su típico tono aburrido.
—¿Trabajando? ¿Haru-chan? —Preguntó confundido el rubio. —Siempre te quejas de los trabajos de oficina.
