Haruka Nara es ciega, pero eso no la hace delicada.
Las personas siempre la trataban con delicadeza, pensando que siempre necesitaba ayuda, aún cuando no la necesitaba.
Naruto Uzumaki fue el primero en reconocer su fortaleza, por lo que ella también...
—Ya he visto suficiente de este papeleo, y ni siquiera puedo ver. —Dijo mientras sacudía su mano frente a ella.
En serio sentía que su padre le estaba llenando de trabajo solo para no dejarla salir.
La noche pasada había llegado tarde a casa, su madre no se molesto, en cambio su padre solo le miró de manera sospechosa.
Su padre solo rodó los ojos. —¿Qué es esa sonrisa que has llevado todo el día?
—¿Sonrisa? ¿Yo? —Preguntó haciéndose la desentendida. —Papá ¿Estas mal de la vista? Según yo recuerdo yo soy la ciega.
—No intentes cambiar de tema Haru. —Pronunció su padre y se cruzaba de brazos. —¿Quién es el chico?
Haruka abrió los ojos en sorpresa. —¿Crees que solo tú madre lo sabía? Que fastidio... solo llévalo a cenar a casa cuando tengas la oportunidad.
Haru asintió aún desconcertada, su padre si que la había tomado por la guardia baja.
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—¿Vas a ver el entrenamiento de Naruto? —Preguntó Sakura acercándose a la Nara con una canasta en sus manos.
Haru solo entrecerró los ojos al escuchar la palabra ver, más no mencionó nada, siendo sinceros le parecía gracioso y no es como si le molestara, ya había superado esa etapa hace mucho tiempo.
—Algo así. —Asintió Haru.—Le llevó algo de comer.
Aunque la Nara estaba algo nerviosa de volver a estar con Naruto, ya que después de aquel beso ambos se habían despedido, con la promesa de volverse a juntar.
Sakura le lanzó una mirada pícara a su amiga, al ver el sonrojo que invadió a Haruka al mencionar a Naruto, por lo que la codeó para molestarla un poco.
—Así que... ¿Naruto y tú?
Haru frunció el ceño, ahora parecía que todos ya conocían sus sentimientos por el rubio desde mucho antes.
—¡¿Como...?!
—Naruto nunca paraba de hablar de ti en nuestras misiones. —Explicó la de cabellos rosas. —Y tú nunca muestras ni un solo deje de flojera o molestia cuando estás con él, solo sume dos más dos.
—¿Naruto hablaba de mí en las misiones? —Preguntó interesada, ahora tendría una nueva forma de molestar al rubio.
—Sí, a veces era muy molesto. —Mencionó. —Siempre intentaba demostrar que era mejor que Sasuke, pero cuando estabas tú lo hacía muy evidente.
—Puedo recordar aquella vez en la que escogió un perro tres veces su tamaño y terminó siendo arrastrado por toda la aldea. —Recordó La azabache con una sonrisa.
Ambas rieron al recordar las tonterías del rubio.
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