Capítulo 4.

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Sábado. Dia de la fiesta que todos habían estado hablando. Tanto así, que ya hasta nauseas me daban de solo escuchar la palabra fiesta.

“Por favor, ______. Tienes que ir.” Me decía Alison del otro lado del teléfono.

“Sabes que…”

“Si, si. Lo sé. Pero es hora de que vivas un poco. Tienes dieciséis años. Es lo que hacemos. Tal vez conozcas a alguien por ahí. O tal vez solo te vuelvas a encontrar con Joe” Bromeó ella.

“Después de que te los presento, tienes el valor de burlarte.” Le respondí riendo.

“Y no sabes cuánto te quiero por eso. Es hora de que no puedo dejar de sonreír. ¿Lo sientes? ¿Lo sientes? Estoy sonriendo como una tonta.” Yo solté una risa un poco más fuerte de lo que hubiera deseado.

“Está bien. Solo porque estoy segura de que Joe quiere verme.” Reímos.

“No puedo creer que me hayas convencido.” Dije ya enfrente de la gran puerta de entrada de esa gran casa.

“Lo siento, ya estás aquí.” Me tomó del brazo y juntas entramos a la gran… eso.

“______, que bueno que estés aquí.” Me dijo Ivanna con una sonrisa.

“Si, supongo. Será… interesante.” Reí disimuladamente.

“Hola, chicas.” Dijo un chico de cabello castaño claro y ojos color hazel. Era un poco más alto que yo. Parecía también más grande de edad.

“Hey.” Saludaron mis amigas.

“Ella es _____.” Le dijo Alison.

“Y el es Max.” Agregó Ivanna.

Si, quien lo diría. Me encontraba sentada en una banca en el jardín hablando con Max. El chico que acababa de conocer hace unas horas. Pero solo hablábamos. Era lindo, debía admitirlo. Y también algo gracioso. Digo, ya me dolía un poco el estómago de tanto reír.

“Ya, hablando con seriedad. Nunca te había visto.” Me dijo sonriendo.

“Ya, hablando con seriedad. Yo tampoco.” Le contesté. Y volvimos a reír.

“Dame tu número, así estamos en contacto.” Me animó, sacando su celular de su bolsillo. No sabía si debía dárselo, quiero decir, recién lo conozco. Y solo sé que se llama Max y nada más.

“Err…” Dudé.

“Oh, vamos. No haré nada malo.”

“Está bien.”

Ahora me encontraba afuera del lugar esperando a que alguien viniera por mí. Digamos que la fiesta se convirtió en… ustedes saben. Todos se encontraban fumando e ingiriendo bebidas alcohólicas. Definitivamente, no mi ambiente. Siempre había detestado el olor que produce el cigarro. Así que opté por salir de ahí. Max se ofreció a acompañarme mientras esperaba. Pero me negué, no quería tener que darle explicaciones a mi mamá o papá.

Seguramente si tuviera mi permiso para conducir, no tendría que estar esperando aquí. Nota para mí misma: Obtener ese permiso lo más pronto posible. No sé cuánto tiempo llevaba ahí, pero ya me estaba desesperando. Justo en ese momento una camioneta desconocida de color gris oscuro se paró enfrente de mí. Por un segundo mi corazón dejó de latir. Digo, quien no se asustaría si una camioneta se te para enfrente en medio de la noche. Pero solté un suspiro de alivio al ver quien venía conduciendo.

“¡Me asustaste!”

“Lo siento. No era mi intención. Solo que pasaba por aquí y te vi. No es muy seguro que andes a estas horas de la noche por las calles sola.”

“Estoy esperando a que alguien venga por mí.”

“Sube. Te llevo.” Se ofreció, regalándome una hermosa sonrisa.

“No te preocupes, Joe. Estaré bien.”

“Son casi las dos de la madrugada. No es seguro. Y no acepto un ‘No’ por respuesta.”

Me acerqué a la camioneta y él me abrió la puerta para el asiento trasero.

“Lo siento. Nick viene de copiloto.” Al momento que escuché su nombre me quedé inmóvil. “Recién llegó de L.A., lo fui a recoger al aeropuerto. Solo que se ha quedado dormido.”

“Está bien.” Cerró la puerta y rodeó el auto para subirse. Traté de mirar a la persona que estaba enfrente de mí, pero no me pude mover ni un centímetro.

“¿A dónde me dirijo, señorita?” Me preguntó Joe de forma graciosa. Yo reí y le di la dirección. Si lo pensamos un momento, estoy en un auto con dos desconocidos en medio de la noche. Pero ni siquiera lo pensé dos veces antes de subirme. Pasaba ser que ambos eran mis artistas favoritos, incluyendo a Kevin. Eran mis héroes, por así decirlo. Ellos habían estado ahí para mí cuando nadie lo estuvo. Tal vez no físicamente, pero si con su música, con cada mensaje detrás de cada canción. Y por si fuera poco, el chico que me volvía loca con solo escucharlo cantar, se encontraba en el asiento delantero, durmiendo. Sin ni siquiera saber de mi diminuta existencia.        

Give me love (Nick Jonas y tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora