Capítulo 41.

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Aun no terminaba de procesar lo que me acababa de decir por teléfono, o lo que había tratado de decir. Su voz se quebraba con cada palabra y no dejaba de sollozar. Conducía lo más rápido que la ley me lo permitía y aprovechando cada semáforo en verde. Necesitaba llegar lo más pronto posible. Quería tenerla en mis brazos y decirle que todo estaría bien, aunque no estuviera muy seguro de ello.

Cuando por fin llegué al hospital, entre al estacionamiento y en menos de dos minutos me encontraba en recepción preguntando por el padre de mi novia.

“Buenos días. Estoy buscando la habitación de George _______.”

“Permítame unos segundos.” Me respondió la señora de cabello negro mientras buscaba en su computadora. “Tercer piso. Siga todo el pasillo y doble a la derecha. Ahí lo puede encontrar.”

Salí casi corriendo después de que terminó de hablar. “¡Gracias!” Grité una vez que las puertas del elevador se cerraban.

La escena con la que mis ojos se encontraron era horrible. Solo estaban _______ y Lissa, su mamá. Se encontraban sentadas en el piso, una abrazando a la otra, tratando de consolarse. Me acerqué con cuidado hacia ellas, pero no notaron mi presencia hasta que me puse a su altura y coloqué mi mano sobre su hombro en muestra de apoyo.

______ se dejó caer sobre mí y yo la rodeé con mis brazos. Tan pronto como nuestros cuerpos hicieron contacto, hundió su cabeza y comenzó a sollozar sobre mi pecho. No soportaba verla así. Me rompía el corazón.

Acariciaba su cabello constantemente solo para recordarle que estaba ahí para ella. No tenía palabras en esos momentos.

Miré por primera vez en dirección a Lissa y tampoco estaba mejor que su hija, pero trataba de aparentarlo. Tenía que ser fuerte. Ambas tenían que serlo. Con su mirada me agradeció que estuviera aquí. Era lo menos que podía hacer.

La chica que sostenía entre mis brazos debió de haberse quedado dormida porque sentía su respiración retomar su ritmo normal.

Lissa se paró de donde estaba y acomodó un poco su ropa, arregló un poco su cabello y se acercó a mí.

“Iré a la cafetería.” me avisó “¿Quieres algo?”

“Estoy bien. Gracias.” Negué con la cabeza.

Aun no sabían que tan mal se encontraba George. Al parecer el auto en el que venía era pérdida total, lo que significaba que el accidente había sido fuerte.

“Nick, hijo.” Escuché la voz preocupada de mi mamá y atrás de ella venían papá y Joe. “¿Cómo está?”

“No sé. Desde que llegué no ha salido ningún doctor y Lissa fue a la cafetería.” Les informé.

“¿Está dormida?” Señalaron a _______.

“Si.” La miré por unos segundos. “Debe estar muy cansada.”

En ese momento Lissa llegó con un vaso de café en su mano, pero ahora tenía mejor apariencia. Mis padres y ella se alejaron de donde estábamos nosotros y hablaban en voz más queda.

Joe se sentó a mi lado y la miró.

“¿Crees que vaya a estar bien?” Preguntó sin emoción.

“¿Quién? ¿Ella o su papá?” Peinaba su cabello con cuidado.

“Ambos.”

“Eso espero.” Contesté en el mismo tono.

De repente el sentí como el cuerpo que cargaba se movía. Frotó sus ojos con las manos y luego se estiró. Abrió sus ojos poco a poco tratando de acostumbrarse a la luz y luego miró a nuestra dirección. Sus ojos estaban un poco hinchados.

Give me love (Nick Jonas y tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora