Capítulo 48.

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Después de nuestro viaje a Nueva York, no había hablado mucho con ella, ni siquiera la había visto. La noche anterior hablamos por teléfono pero ella tuvo que colgar porque ‘estaba cansada’. La notaba algo extraña y distante conmigo. La verdad no la entendía. Por más que trataba de hablar con ella, no podía. ______ se las había ingeniado para poner esta barrera entre nosotros solo en cuestión de horas.

Algunas veces no contestaba mis llamadas y segundos después escuchaba a Joe llamar ‘pequeña’ a la persona del otro lado de su iPhone. Era obvio que hablaba con ella. Era obvio que no quería saber nada de mí.

“¿Con quién hablabas?”

 “¿Yo?”

“Si, tú Joe.”

“Oh, una amiga.” Respondió mientras miraba la pantalla de su iPhone.

“¿Quién?”

“Err, lo siento, Nick. Tengo que irme.” Tomó las llaves de su auto y salió por la puerta principal de la casa.

Con mi puño golpeé la pared de concreto. Estaba desesperado. Sentía que mi propio hermano me ocultaba algo… algo grande. Sin pensarlo tomé mis cosas y me dirigí a la cochera. No quería llegar a este punto, pero no me quedaba opción.  

Cuando salí a la calle, el auto de Joe seguía a la vista y lo seguí a una distancia considerada, suficientemente lejos para que no sospechara nada.

¿Qué pasaría si todas mis locas suposiciones eran verdaderas? ¿Qué pasaría conmigo? Con nosotros. Sólo sabía que todas estas preguntas necesitaban una respuesta urgente. No quería quedar como el tonto de la historia y me dolía pensar que así podría ser.

Vuelta a la izquierda, vuelta a la derecha. ¿Acaso estaba tomando un atajo para llegar a su casa? No sé por qué no lo pensé antes. Cuando llegamos a la calle que nos dirigía a casa de ______, me paré en la esquina contraria. No podía descubrirme. Dos minutos más tarde salió del auto y se recargó en él, sobre la puerta del copiloto.

Quería olvidarme de todo estoy y volver a casa, tal vez Los Angeles. Me sentía pésimo.

Entonces ella salió de su casa a paso apresurado y la cabeza baja. Paró enfrente de Joe y peinó su cabello hacia atrás. Sin pensarlo tomé mi teléfono y la llamé.

Beep. Beep. Beep. Observé como buscaba su móvil en su bolso y le mostró a Joe la pantalla. Él la tomó de la mano y ella se alejó un poco… pero nunca lo soltó.

“¿Hola?”

“Buenos días, ¿cómo amaneciste?” Pregunté de lo más normal mientras veía todos sus movimientos.

“Bien, supongo. Gracias.”

“¿Qué harás hoy?”

“Err,” respondió nerviosa. “saldré a hacer unas compras con mi mamá para la cena de navidad.” Mentira.

“¿Ya vas saliendo?”

“Sí, ya casi. De hecho, me está esperando en el auto en estos momento.” Mentira de nuevo.

“Oh, ¿te veré hoy?”

“Lo siento, Nick. No creo que sea posible.” Se acercó a mi hermano y escondió su cabeza en su pecho. “Mañana, te lo prometo.”

“No te preocupes, me avisas cuando tengas tiempo para mí.”

Colgué el teléfono molesto, di vuelta en ‘u’ y salí de ahí. No soportaba más mentiras y menos de las dos personas que pensé nunca harían nada en mi contra.

Apenas eran las doce el día y ya era todo un asco. Navidad sería mañana y no sentía ni una pizca del espíritu navideño. Llamé a mi mejor amiga y quedamos de vernos en el Starbucks que quedaba a unas cuadras de su casa. No le diría lo que creía saber, no podría hacerle eso, pero tampoco podía ocultarle algo tan grande.

Give me love (Nick Jonas y tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora