Mi mundo se vino abajo solo en cuestión de segundos. Sabía que tarde o temprano pasaría, pero no podía aceptarlo. No podía imaginarme un día sin mi papá… aunque ahora esa era mi realidad.
Salí corriendo del cementerio, no soportaba estar ahí ni un segundo más. Mis pies me estaban traicionando y sentía que caería en cualquier momento. Corrí, corrí y corrí. Después de casi veinte minutos aproximadamente, paré en seco para tomar un poco de aire. Benditas sean las prácticas de baloncesto. Giré ciento ochenta grados solo para asegurarme que nadie viniera detrás de mí.
Nadie.
Calculaba que fueran alrededor de las dos de la tarde, la verdad no tenía ni idea. Busqué mi teléfono en los inexistentes bolsillos de mi vestido. No tenía idea de donde me encontraba. El lugar me parecía conocido pero no lograba identificarlo. Desde aquí podía ver un anuncio de McDonald’s y fue entonces que me di cuenta tenía hambre. Mucha hambre. Para mi mala suerte, no traía dinero.
Necesitaba salir de aquí, necesitaba tomar el auto de papá y salir de aquí. Caminé hasta el restaurant de comida rápida y en la esquina esperé que pasara un taxi.
Ocupado. Ocupado. Ocupado.
Me recargué sobre la pared, escondí mi cabeza entre mis piernas y comencé a llorar de nuevo, no con tanta intensidad como antes, pero lo hice. Esto se parecía mucho a la vez que Nicholas me encontró a la orilla de la playa, solo que esta vez estaba más que segura que él no aparecería. Necesitaba un abrazo.
Creo que me quedé dormida ahí, no estoy segura. El sol me quemaba demasiado y mis brazos y piernas estaban entumidos.
“¿Te encuentras bien?” Escuché una voz. Levanté mi rostro y me encontré con un hombre quien aparentaba unos cuarenta años. En otras circunstancias, eso me habría asustado.
“No.”
“¿Estás perdida?”
“No.” Volví a repetir. Limpié mi rostro y acomodé mis lentes oscuros.
“Me pareces familiar.” Trató de verme mejor pero yo me volteé hacia el otro lado. “¿Por qué no vuelves a casa?”
“No tengo dinero.” Respondí cruzada de brazos.
Él me miró por unos segundos y después sacó veinte dólares de su bolsillo. “Toma, ve a casa.”
Lo miré insegura pero aun así tomé el dinero. Tal vez esta sería la última oportunidad para volver a casa. “Gracias.” Murmuré.
En ese momento un taxi se paró justo enfrente de nosotros ya que el semáforo marcaba rojo. Sin pensarlo corrí hasta el auto amarillo y me subí. El conductor se sorprendió al verme ahí pero solo me preguntó a donde me dirigía.
..::::..
Cuando llegué a mi casa, por suerte aún no había nadie. Estaba completamente vacía. Me dirigí al garaje e introduje la clave para que este abriera. Subí las escaleras y tomé dos cambios de ropa limpia. No tenía tiempo de tomar un baño, mi madre podría llegar en cualquier momento. No sabía a donde iría o por cuanto tiempo, podría ser un día o dos, tal vez solo unas horas, pero tomé todo lo necesario como para sobrevivir. Mis ahorros de casi un año, cosas para mi aseo personal, mi iPhone, galletas Oreo y un libro.
Entré al cuarto de mis padres en busca del duplicado de las llaves del auto de papá. Sabía justamente donde estaban, pero me tomé un poco de tiempo para admirar sus cosas. Esta vez no derramé más lágrimas, no tenía las fuerzas suficientes para hacerlo. Tomé su perfume entre mis manos y lo rocié sobre mí. Comencé a escuchar ruidos en la planta baja así que me apresuré a tomar las llaves del cajón y salí de ahí. Ya con mi mochila en la espalda, asomé mi cabeza por las escaleras. Al parecer todo había sido mi imaginación. Aun así corrí hasta el auto de papá y encendí el motor con rapidez. La pantalla marcaba las 5:35 p.m.
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Give me love (Nick Jonas y tú).
FanficUn amor adictivo que puede ser enfermizo. En lo personal, es una linda y gran historia pero estaría mintiendo si dijera que yo la escribí. La re-publiqué puesto que está en tumblr. Toda buena historia merece que mucha gente la lea, ¿No es así?.