Capítulo 8.

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No paraba de llorar y mis ojos se encontraban más que empapados por las lágrimas además de estar rojos por tanto llorar. Consideraba mi vida buena, pero no siempre. ¿Qué fue lo que hizo que me pusiera así? Todo, nada me salía bien, acababa de discutir con mis padres, y aunque trataba de no tomarle importancia… no podía. Y se preguntaran ‘¿Dónde están las amigas?’ Ni siquiera yo lo sé. Pero estoy acostumbrada a pasar estos momentos sola. Sin un hombro en el cual llorar. 

Salí de mi casa desesperada y camine algunos kilómetros sin saber a dónde llegaría. No había sido un buen día. Me encontraba a la orilla del mar, con mis brazos abrazando mis piernas y la cabeza escondida sobre éstas. Tenía rato estando así, en serio me sentía muy mal. El cielo estaba oscuro y cubierto de diminutos puntitos brillantes. Calculaba que fueran las 10:30 de la noche, pero intenciones de regresar a casa… aun no las tenía, necesitaba desahogarme.

¿Por qué todo esto siempre me tiene que pasar a mí? - eso era uno de los tantos pensamientos que cruzaban por mi cabeza en esos momentos.

Pero entre toda esa oscuridad y tristeza por la que atravesaba en esos momentos… apareció él. Cuando creía que ya no daba para más, el destino hizo que me topara con él. Aunque dicen que el destino no existe, que las cosas pasan por una razón.

“¿Te encuentras bien?” Preguntó una linda voz, al parecer la persona de la cual provenía esa voz se había sentado en la arena a un lado mío.

“No creo que te importe el cómo me siento, a nadie le interesa.” Conteste aun con la cara entre mis brazos.

“Siento si te incomode, solo que llevó un rato aquí en la playa y estaba viendo que… ya tienes rato aquí y no estás muy bien y tal vez necesitabas hablar con alguien, no sé.” Dijo algo tímido

“¿Acaso espiabas?”

“No no, claro que no, no haría eso.” Dijo algo apresurado a mi pregunta.

“Gracias por preocuparte por mí.” Levante la cara después de decir eso. Podría reconocer esa cara en cualquier lugar. “¿Nicholas?” Retiré las lágrimas de mis ojos, ya que solo veía un bulto borroso.

“Hola.” Respondió algo tímido aun, lo que me causó ternura, y acto seguido de eso me ayudó a retirar las lágrimas de mi rostro con fina delicadeza.

“Gracias.” Sonreí. “¿Qué haces aquí?” Hacía dos días que no lo veía, pero aun no me acostumbraba a la idea que ahora éramos… conocidos.

“Necesitaba pensar acerca de… cosas.” Dudó. “No te ves muy bien, ¿Quieres que te traiga un poco de agua, algo de comer? Cualquier cosa.”

“¿Qué? No, no, no te preocupes estoy mejor, gracias.”

“¿Estás segura? No me gusta ver a las personas deprimidas.”

“Está bien, tratare de estar mejor.”

“Pero tienes que prometerlo, porque no me gustaría verte así de nuevo.”

“¿Y cómo puedes estar tan seguro que nos veremos de nuevo?” le pregunté.

“¿En serio?” Rió un poco. “Siempre nos encontramos en algún lugar, además sabes donde vivo. Y yo sé dónde vives.”

“Buen punto.” Reí ligeramente. Él me sonrió para después mirar hacia el mar. Ambos mirábamos hacia allá, quedando en un silencio agradable donde solo escuchaban el ruido de las olas.

“¿Quieres contarme lo que te sucedió e hizo que vinieras hasta acá? No tienes que hacerlo si no quieres, solo te lo digo por si necesitas hablar con alguien.” Dijo apresurado sin dejarme responder la pregunta.

“Te llenaría de todos mis problemas, y no quisiera arruinarte la noche.”

“No me arruinas nada, créeme, puedes confiar en mí.”

“Gracias.” Suspiré. “Verás…” Le conté todo lo que sucedía, y vaya que lo necesitaba. Era algo que no hubiera hecho con alguna amiga. En cambio con Nick, fue diferente.

“Oh, ya veo. Pero no dejes que todo eso te afecte tanto. Sé fuerte. Todos pasamos por cosas así.”

“¿Has tenido problemas así?”

“Si, y sé lo que sientes, pero debemos ser fuertes y enfrentarlos.” Yo solo miraba al mar mientras lo escuchaba atentamente.

“Sus vidas parecen tan fáciles, tan sencillas, parece que nada les afecta, que siempre están felices. Todos los quieren, todos quieren ser como ustedes.”

“No todo es lo que parece. Somos personas como cualquier otra.”

“Si, estos últimos días me han servido para comprobarlo.” Dije en un susurro. Continuaba observando el precioso mar, aunque con la vista un poco perdida. “Emm… Nick, creo que será mejor que me vaya, ya casi es media noche.”

“Si, tienes razón. Se está haciendo algo tarde para estar aquí.” Nick se paró y extendió la mano para ayudarme a levantarme de la arena. Una vez de pie, di media vuelta sin pensarlo y comencé a caminar.

“Yo te llevo.” Gritó detrás de mí. Segundos después ya estaba a mi lado. “Tu casa está algo retirada para que te vayas caminando.”

“Ya has hecho suficiente por mi hoy, Nick.”

“Pero ya es tarde y no puedo dejarte ir a tu casa caminando sola por ahí, puede ser peligroso. Vamos, yo te llevo.”

“Está bien.” En el camino de regreso a casa, hablábamos de cualquier cosa. Nick me contaba acerca de él. Aunque era fan de la famosa banda ‘The Jonas Brothers’, muy gran fan a decir verdad, aprendí cosas que no sabía de él. Teníamos mucho en común y eso hacía más fácil la conversación.

“Gracias… por todo. Lo necesitaba.” Le agradecí antes de bajar del auto.

“No es nada. Para eso están los amigos, ¿no?” Y fue en ese momento en el que me di cuenta que ya no éramos unos simples conocidos.

Give me love (Nick Jonas y tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora