Capítulo 32.

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Tenía razón. Estos cuatro días habían sido muy buenos. Demasiado para mi parecer. En resumen, _______ y yo habíamos tenido nuestro primer beso, el primero de muchos; finalmente le confesé todo lo que sentía por ella y me alegraba decir que los sentimientos eran mutuos. No éramos novios, no aun… primero pasaríamos un tiempo juntos para comprobar que las cosas funcionarían entre nosotros –de lo cual no tenía duda. ¿Pero cuánto tendría que esperar? No lo sé, pero teníamos que tomar las cosas con calma, sin ningún apuro. Sabía que para ella era difícil confiar en las personas después de todo lo que ha pasado y era por eso que no quería presionarla. Saber que me quería era suficiente por ahora.

Nuestro tiempo en estas pequeñas vacaciones había terminado. Habíamos limpiado la casa, lavado los trastes y acomodado cualquier cosa que estuviera fuera de lugar. Nuestras maletas ya estaban arriba de la camioneta. Solo esperábamos a Kevin que se estaba asegurando que todo estuviera bien cerrado. Diez minutos después estábamos de vuelta a la carretera en camino de regreso a casa.

Nuestros asientos eran los mismos. _______ se había recostado a lo largo del asiento, dejando su cabeza en mis piernas. Cerró sus ojos con la excusa de querer descansar un poco pero fue solo cuestión de minutos para que se quedara dormida. Era algo razonable, habíamos ido a nuestros cuartos hasta las dos o tres de la mañana y el despertador había sonado a las siete.

No era la primera vez que la veía dormir, pero simplemente no podía dejar de mirarla. Estaba tan metido en mis pensamientos que no me había percatado de que su celular estaba sonando. Este se encontraba en el asiento, con la pantalla hacia arriba. No era mi intención ver quien la llamaba, pero la curiosidad y esa  luz que se prendía y apagaba pudieron más que yo.

Max.

¿Pero que hacía el llamándola? No veo una razón. Pronto recordé la vez que estaba en Starbucks con Samantha y que ellos iban saliendo del cine. Pero sobretodo recuerdo que el trató de tomarle la mano, aunque ella lo evitó.

Sentí como ella se movía, haciendo gestos y tratando de acostumbrarse a la luz.

“Soñé que mi teléfono estaba sonando.” Fue lo primero que dijo.

“No fue un sueño, _______. Alguien te hablaba.”

“Oh, debe ser mamá.” respondió sorprendida. “Desde que llegamos no lo he revisado. Me sorprende que aun tenga batería.” Desbloqueó su iPhone y miró las llamadas perdidas. Por lo que pude ver por la cara que hizo fue que, ella tampoco se esperaba esa llamada.

“¿Todo bien?” Le pregunté.

“Err,” dudó. “si, o eso creo.” Siguió mirando la pantalla, como si estuviera leyendo algo.

“¿Segura?” Insistí.

“Era Max. Tengo llamadas y mensajes de él. Dice que quiere hablar conmigo.” Y volvió a hacer una mueca. No podía ni imaginarme para que quisiera hablar con ella.

“Responde al menos los mensajes. Tal vez sea importante.” Traté de ser razonable.

•••

Después de cuatro días hasta la ciudad me parecía diferente. Tenía ese sentimiento de cuando sales por mucho tiempo y crees haber extrañado tu ciudad, pero una vez que pasas meses sin volver creo que uno se acostumbra a eso. Volteé a mi izquierda y vi a _______ suspirar profundo y después me sonrió.

Aun no le habíamos contado a nadie de nosotros, o al menos yo no lo había hecho. Pero tampoco creo que sea tan difícil darse cuenta que andamos en algo, o sea, no puedo estar cerca de ella y no querer abrazarla o hacer algo. Lo sé, solo han pasado unas horas, pero sé que no podré.

Give me love (Nick Jonas y tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora