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—Eh, chicos —Josh entró al cuarto.

—¿Qué pasó, Josh?

—¿Puedo hablar con los dos un momento? Tipo, primero con uno y luego con otro —Bryce y yo nos miramos—. Digo, si no os molesta.

—No, para nada. Ahora vengo —Bryce salió de allí cerrando la puerta.

—¿Pasó algo?

—No, solo... ¿estáis saliendo? —señaló la puerta.

—Claro que no, ¿estás loco?

—Pero te gustaría.

—No —sí.

—Oh, claro que sí. Veo cuando estás con él, se miran con un brillo tan bonito...

—¿Y qué tiene ese brillo? A todos mis dibujos les hago uno bien bonito.

—Elara—me miró, obvio—, te lo digo en serio. Ustedes son el uno para el otro.

—Ajá, ¿y qué quieres? ¿Un premio?

—¿Por qué solo no le das una oportunidad?

—¿Crees que se la merezca? —suspiró.

—Sé que lo hizo. Yo también hubiera hecho lo mismo que tú, o peor... pero lo que tienes que saber es que él no ha estado con ninguna chica después de ti. No ha encontrado a “ninguna que te iguale” —hizo comillas con los dedos y rodó los ojos. Yo reí.

—¿Y por qué no me lo dice él en vez de que tengas que hacerlo tú? —me estaba ganando la discusión.

—Él no sabe que te estoy diciendo esto. A mí no me importan ustedes dos —fruncí el ceño—. O sea, sí, pero no me importa si vuelven o no. Solo estoy hasta aquí —señaló su frente— de que cada vez que te hable venga a mí y me suelte sus rollos amorosos. Me preocupa mi persona —se señaló a sí mismo.

—Josh, yo no puedo hacer nada —sí que puedo.

—Oh, claro que puedes. ¡Puedes simplemente volver con él! Sé que ambos se gustan, ¿por qué no intentarlo? Lo peor que podría pasar es... bueno, lo que ya pasó.

—Ya lo sé, pero no sé qué hacer. Solo déjame pensar, ¿sí?

—Okey... sé rápida, por favor —hizo cara de terror y reí. Estaba por irse cuando lo llamé.

—Eh, Josh.

—¿Qué?

—Gracias —sonreí.

—De nada —me devolvió el gesto.

Josh se fue y, después de unos minutos, entró Bryce. En realidad, en esos minutos estuve pensando de qué hablarían... Aunque seguro que sería casi lo mismo que a mí: “tienen que volver, lo hago por mí, no por ustedes”.

—Oye, los chicos, que si quieres ir a una fiesta —dijo entrando por la puerta.

—No, Bryce, pero gracias.

—Qué tontería, sé que no te gustan —hizo un gesto de obviedad.

—Creo que me conoces mejor que yo misma —reí de lado y me tiré en mi cama.

—A lo mejor... —se acercó a la cama y se sentó. Yo me di la vuelta quedando boca arriba para mirarlo—. Oye, sé que no te gusta hablar de esto, y que siempre que lo hago parezco un necesitado, pero en serio quiero estar contigo...

—No lo sé, Bryce —hablé mirando al techo—. Necesito tiempo...

—¿Tiempo? ¿Más tiempo? Tuviste meses para pensarlo, ¡¿y aún necesitas más?! —se exaltó y lo miré—. Lo siento... Ni para estas cosas sirvo... —se levantó y se fue.

—Bryce...

—Que descanses —me miró... ¿decepcionado?

—Te amo... —eso último lo dije en un suspiro, pero él ya se había ido.




















BRYCE

Me fui triste del cuarto de Elara, pero cuando cerré la puerta, escuché un ligero “te amo” salir de ella. ¿Lo dijo? ¿dijo que me ama? No puede ser... ¡lo dijo! Pensé que este momento nunca volvería a pasar...

Corrí a mi habitación y cerré con llave para tirarme boca abajo en la cama y darle golpes a la almohada. Me sentía feliz de un momento a otro, por fin me volvía a sentir así...

—¿Puedo pasar? —escuché la voz de mi amada detrás de la puerta. Mi corazón latió a mil por hora en ese momento.

—Sí, claro —dije abriéndola.

Entró y se sentó en la cama junto a mí. Los dos miramos al suelo, no nos atrevíamos a hablar después de lo que acababa de pasar.

—¿A qué viniste? —dije sin más.

—Quería disculparme... por todo.

—¿Todo? Si hubiera alguien que se tuviera que disculpar por todo, sería yo... si me dejaras, claro.

—Es eso a lo que me refiero. Por una parte, mi cabeza me impide estar contigo, y la otra me grita que te bese como si no hubiera un mañana... —yo escuchaba cada palabra de su dulce voz. No me miraba, no podía, simplemente hablaba mirando un punto fijo.

—En ese caso, creo que tendrás que elegir cuál de esas dos partes es la que quieres —sonreí ligeramente.

Me miró y nuestras miradas se conectaron. Me acerqué lentamente y le agarré la cara con una mano. La atraje hacia mí.

—¡Chicos! Ya llegamos —dijo Kio entrando a la habitación—. Ups, ¿interrumpí algo?

—No, tranquilo, yo... —me miró— ya me iba.











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𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐄𝐗; 𝗁𝖺𝗅𝗅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora