Llegamos a casa y miré la hora, era temprano todavía así que decidí salir a dar una vuelta. Cogí mis cosas y salí avisándole a los chicos, caminé un largo rato y encontré un Starbucks, así que entré y me acerqué al mostrador. Curiosamente sólo habían tres o cuatro personas en el establecimiento.
Ese Starbucks olía a hogar. No porque me recordara a uno, sino porque al menos allí nadie me miraba como la chica de Bryce Hall.
—¿Nombre para el pedido? —preguntó la barista.
—Elara —respondí.
Me fui al lado y esperé. Fue entonces cuando se acercó un chico, alto, con aire despreocupado y una cámara colgando al cuello. Me miró con curiosidad antes de hablar.
—Bonito nombre. ¿Es griego?
—Sí —contesté, algo cortante.
—Significa “alegría” o algo así, ¿no?
—Depende del traductor, pero sí. Irónico, ¿verdad?
Él rió suavemente.
—No lo sé. Tienes cara de que en algún momento fuiste alegría pura.
Lo miré con escepticismo.
—¿Y tú tienes cara de leer mucho sobre nombres?
—Tengo cara de que me aburren las conversaciones vacías —dijo encogiéndose de hombros—. Me llamo Luca, por si quieres saber el significado de algo más.
Iba a responderle, pero llamaron mi nombre y me acerqué a recoger mi bebida. Al volver, él ya tenía la suya, pero no se había movido.
—¿Te molesta si me siento? Solo cinco minutos. Prometo no hablar de Bryce Hall —dijo con media sonrisa.
Me tensé sin querer.
—¿Sabes quién soy?
—Sí. Pero no vine a recordártelo. Vine porque pareces necesitar que alguien te hable sin saber lo que has hecho, o con quién saliste.
Lo pensé. Y asentí.
Nos sentamos en silencio. Hablamos de películas, de arte, de lo mal que hacen los croissants en las franquicias. Nunca me preguntó nada personal. Fue... extraño. Bonito.
Al acabar su bebida, se levantó.
—¿Te puedo decir algo sin que suene raro?
Asentí.
—Tu tristeza no te hace menos brillante. De hecho, hasta así, sigues teniendo algo que te hace difícil de ignorar.
Sonreí bajito.
—¿Y ahora te vas y desapareces como en una película indie?
—No. Me voy porque a veces, estar cinco minutos en la vida de alguien es mejor que estorbar para siempre.
Me dejó su vaso con unas palabras escritas:
Luca. Significa “luz”.
Y se fue.
— ¿Qué ha pasado?—preguntó Bryce al verme entrar.
— Nada.
— ¿Quién es ese?— frunció el ceño y cambió la cara al darse cuenta de que me había llevado el vaso— lo siento, ¿es un amigo?
— Un chico, del Starbucks- respondí sorbiendo la nariz.
— Y entonces se fue.
— Espera... ¿ligó contigo?
— Bryce...
— Respóndeme Elara.
— Sí per-
Su brazo se tenso y se le notaron bastante las venas, al igual que su cuello, me quedé mirándolas inconscientemente.
Bryce me miró y sonrió.
— ¿Te gusta lo que ves, reina?
— Obvio, o sea no. Ay estúpida...— palmeé mi frente.
— Tus ojos te delatan bella— lo miré a esos ojos tan profundos e hipnotizadores que tiene y quité mi mirada, sabía que si no lo hacía caería— ¿Qué pasó muñeca? ¿Te pongo nerviosa?— claro que lo hace, y es MUY consciente de ello.
Se acercó a mí y me hizo mirarlo tomando mi barbilla. Con su otra mano agarró mi nuca y me empujó suavemente hasta chocar con la pared. Agarré su brazo y lo miré a los ojos de nuevo. Se acercó hasta quedar a centímetros de mí pudiendo sentir su respiración. Cerré los ojos esperando que siguiera, pero nunca llegó.
— Me gusta ver cómo deseas que lo haga, pero hoy no te voy a dar ese gusto princesa...
Cabrón.
No olvidéis votar y comentar 💌

ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐄𝐗; 𝗁𝖺𝗅𝗅
Fiksi Penggemar*historia actualmente en proceso de edición y sin finalizar 𝗗.𝗘| ❝𝗁𝗈𝗅𝖽 𝗈𝗇, 𝖨 𝗌𝗍𝗂𝗅𝗅 𝗐𝖺𝗇𝗍 𝗒𝗈𝗎❞ 𝙖 𝙗𝙧𝙮𝙘𝙚 𝙝𝙖𝙡𝙡 𝙛𝙖𝙣𝙛𝙞𝙘.