Capitulo 4

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--Hola.

Ucrania esta vez si lo miró, pero no le contestó, hizo el pequeño amague de irse pero Argentina lo tomó del ante-brazo y tiró, haciendo que caiga sentado de nuevo en su lugar en el pasto.

--Ya está, ya entendí, no te toco.--Dirigieron ambos la mirada a la mano que aún sostenía a Ucrania, provocando que Argentina la aparte al instante--Desde ahora--El más alto no le respondió, otra vez, sólo se re-ubicó bien y se volvió a apoyar en el árbol para intentar leer.

Y así fue como Argentina se le quedó mirando fijamente, sin decir nada ni demostrar ninguna emoción, Ucrania intentaba seguir leyendo pero su libro casi parecía sentirse intimidado por como lo miraba, no él, el libro.

--¿Que quieres?--Le hastía demasiado el sentir la verdosa mirada en su cara, el argentino en si ya era demasiado molesto para él.

--Atención--Se acostó en el pasto y apoyó su cabeza en las piernas del europeo, un poco más arriba de las rodillas, en esos fuertes muslos pálidos y seguramente muy suaves. Ucrania sabía que eso era lo menos molesto que Argentina podía ser, así que rogó a lo que sea que esté allí arriba que por favor al más bajo le diera una muerte súbita. Al rato de estar en silencio el europeo se preocupó ¿Acaso lo que deseó se había hecho realidad?

Pues no, al mover el libro se encontró con la cara inmóvil de el latino, tranquila, callada, en completa armonía. Estaba dormido. Se le quedó mirando unos segundos, tenía un lindo perfil, no le daba vergüenza admitirlo, era un chico muy lindo, pero nunca lo diría en voz alta, porque nunca sucumbiría ante el deseo maldito de besar esos finos y rojos labios. Ojalá el argentino fuera tan tranquilo y lindo siempre, movió uno de los dorados bucles a un costado ya que le estaban dando cosquillas en la pierna, pero Argentina se emocionó porque pensó que le estaba haciendo un mimo. Debería fingir estar dormido más seguido.

Lo que deseas // UcrArgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora