El ucraniano miraba tranquilamente hacia adelante, distraído con la imagen de su novio sentado sobre la mesa de su banco, hablando con sus amigos sin ninguna clase de problema.
Todos estaban lo suficientemente distraídos como para notar que Ucrania estaba mirando tan fijamente al menor, el cual cada tanto le devolvía las miradas, sonriéndole con una sonrisa sumamente adorable para el ucraniano.
El timbre de salida tocó, indicando así el final de las clases ese día. Los dos amantes se levantaron juntos, con las cosas ya guardadas para poder irse lo antes posible a la casa de Argentina, como habían organizado desde hace algunas horas.
--Estás hermoso.
El ucraniano se puso nervioso en seguida, haciendo que sus pálidos pómulos se pongan colorados por la vergüenza que le da que el rubio le diga esas cosas.
--Gracias...--Titubeó unos momentos ante lo que iba a decir, quedando en silencio unos momentos antes de poder responderle, una suave sonrisa se asomó por sus labios antes de hablar--...Tú también.
--Gracias--El rubio estaba que no podía borrar la sonrisa de su rostro, sabe lo difícil que es que Ucrania diga algo así, y que le salga decirlo así porque si lo hacía muy feliz. Ucrania está enamorado de él, y en ese momento no tiene ninguna duda.
No iban de la mano, por pedido de Ucrania, cosa que Argentina respetó sin problemas. No necesita cambiarlo, sabe que lo adora, y a pesar de que sea difícil a veces, Ucrania se esmera en demostrárselo sin llegar a hacer algo que no le guste hacer. Como en este caso, es dar la mano.
El problema del vídeo era algo que aún tenía sus secuelas, algunas personas seguían hablando mal de Argentina, y tratándolo de un fácil, y a Ucrania de un estúpido cornudo por estar con él. Pero en ese momento lo que menos les importaba era lo que decían de ellos.
Eso había sido el problema de todo eso en un inicio, así que ya tenían una razón perfecta para no prestar atención a eso.
El único problema eran los babosos que seguían tratando a Argentina como si fuera de su propiedad y como si no tuviera sentimientos.
Exactamente como el que acababa de pasar junto a ellos para poder tocarle el culo a Argentina.
Aunque claro que Ucrania no se lo tomaba bien, pero ya había aprendido, no debía enojarse con Argentina, no es su culpa ser una persona sumamente hermosa, perfecta y dulce. Si, ya no tiene ningún problema en expresar lo que piensa de su novio, ni lo lindo, ni lo que le molesta.
El pelinegro no dudó en darse la vuelta para darle vuelta la cara al baboso de un golpe, continuando luego caminando junto al rubio, el cual no hizo nada más además de sonreírle a su novio. Si Ucrania no le pegaba lo iba a hacer él de igual manera.
Estaban bien, completamente bien, Argentina sentía que no debía cambiar nada de su personalidad para no arruinar las cosas. Lo cual tardó, no fue de un día para otro, y al principio no fue fácil abrirse para contarle las cosas a su novio, el cual también había hecho todo lo posible para poder abrirse con el menor.
Argentina finalmente estaba con ese hermoso Dios Griego que adora.
Y Ucrania, tenía todo lo que alguna vez pudo desear.
Fin.
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Lo que deseas // UcrArg
Short Story--Sé lo que realmente deseas.--Susurró el argentino desde detrás de él, un siseo en el oído, provocando que este se estremezca, pero aún así sin apartarse.--Si sólo queres un poco más de confianza intenta dejar de ser un fraude, Dios griego-- Pero e...