--No entiendo tu risa.
--Ya vas a entender, dios griego--Respondió entre pequeñas risas el argentino, sacando a relucir su sonrisa perfecta y su don para los apodos. Consiguiendo un pequeño bufido por parte del europeo. ¿Un bufido? ¿Sólo eso? Ucrania siempre respondía pésimo a sus apodos, en especial a ese, de hecho, toda la semana había estado bastante más relajado con respecto a sus coqueteos.
¿Acaso era por "el encuentro" que habían tenido con los asiáticos del otro día? Claro, obviamente era eso, como odia que la única razón por la que Ucrania lo soporte sea lástima.
En ese momento estaban en el salón, esperando que el profesor les diga a cada uno con quien tenían que hacer el trabajo de literatura, y Argentina sabe que a él le tocará con Ucrania, ya que se dividían por calificaciones del último examen, los peores con los mejores, y Argentina había sacado un diez y Ucrania un dos.
¿Cómo sabe todo esto y que justamente le tocará con el ucraniano? Porque es el hijo del profesor, Italia.
--...Ucrania y Argentina...
Ucrania estaba que se moría ¿Justo con él? La única persona que en serio no soporta, que no aguanta que esté cerca suyo por más de cinco minutos, compartir al menos unas horas juntos, hablando y conviviendo para hacer un trabajo.
--Si queres lo hacemos acá después de clases, así no nos tenemos que juntar.
--Bueno.--Enojado, sólo eso, muy enojado.
Y a pesar de que pasaría un rato con su crush, Argentina no estaba feliz.
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Lo que deseas // UcrArg
Short Story--Sé lo que realmente deseas.--Susurró el argentino desde detrás de él, un siseo en el oído, provocando que este se estremezca, pero aún así sin apartarse.--Si sólo queres un poco más de confianza intenta dejar de ser un fraude, Dios griego-- Pero e...