Capitulo 11

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Se sentó en silencio, sin saludar ni decir nada, simplemente se sentó frente a él y empezó a leer el libro en sus manos, acomodándose los anteojos y la bufanda que traía puesta.

Ucrania lo miró pero no dijo nada, sólo se acomodó un poco y continuó leyendo el libro que leía desde antes de que el argentino llegara. O eso hizo los primeros quince minutos.

¿Por que no habla? Se preguntó en cuanto la lectura ya no podía realizarse porque ya no podía prestarle atención, era tan extraño estar con el chico y que no diga nada, quizás ya se había redimido de hablarle. El argentino subió la mirada al notar los ojos de el pelinegro en su cara.

--Hola Dios Griego--Le saludó con una pequeña sonrisa, bajando nuevamente la mirada al libro mientras se desvanecía la pequeña sonrisa amable para seguir leyendo con la cara seria.

Y ahí iba de nuevo ese estúpido apodo.

Pero igualmente estaba raro, extrañamente cabizbajo, sumiso, callado.--¿Estás bien?

Instantáneamente levantó la mirada extrañado pero emocionado ¿Ucrania acababa de hablarle sólo porque si?--Tuve un mal día, sólo eso.

Pero ahora parecía un poco mejor, Ucrania le había hablado y no lo había echado del árbol ni ido cuando se acercó, quizás ya estaba empezando a aceptar su presencia, o eso espera, porque ese chico le encanta pero en serio le lastima que este ni lo mire. Se removió un poco para acomodarse en el pasto.

¿Mal día? ¿Que significaba un "mal día" para el argentino? Quizás el chupón en su cuello tendría la respuesta. Así es, al moverse la tela se corrió dejando ver una marca morada, reciente.

Cuando el rubio vio que el mayor miraba su cuello se acomodó la bufanda y levantó la mirada dispuesto a hablar, abrió la boca pero los ojos se le llenaron de lágrimas y no pudo hacerlo.

Simplemente se levantó y se fue sin pronunciar palabra, dejando a un europeo confundido.

"¿Que caso tiene?"

Lo que deseas // UcrArgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora