Capitulo 23

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--Rusia, ya detente--Le susurró Kazajistán a su hermano menor en modo de regaño, haciendo que el ruso ría unos momentos antes de seguir mirando al latino como si fuera la última gota de agua en el desierto. Ya llevaba los diez minutos en los que se habían sentado a desayunar diciendo tonterías morbosas sobre el americano.

Ucrania simplemente refunfuñaba ante las indecorosas acciones de su hermano, no es como si le importara que otra persona se coja al menor, pero de igual manera le da un poco de repelús que mire así al latino. 

No porque sea Argentina, podría ser cualquier otra persona e igualmente incomodarle, es la actitud de su hermano, no a quien se la dirige. 

¿Verdad?

 Si, claro que si. 

--¿Sabes qué es lo que pasa en el vídeo?--Siguió susurrando el ruso, ahora a Ucrania, pero dejando que los que estaban junto a él también oyeran, es decir, Kaz y Estonia--El maestro lo pone contra el escritorio...

--Rusia, por Dios...

--No es cierto--Interrumpió el ucraniano al enojado kazajo, hablando sin despegar la mirada del plato. Aún así llamo la atención de sus hermanos cuando habló, ya que esperaban que no opinara.

--¿Cómo sabes eso? ¿No se supone que no te interesaba el vídeo?--Comentó con gracia el ruso.

"Maldita sea" Pensó el pelinegro al ver que se había delatado solo. Claro, no podía explicar como sabía que la única persona que lo había puesto en una posición similar había sido él mismo.

--No me interesa, no lo he visto.

--¿Entonces como sabes que eso no pasa?

Se metió un pedazo de comida a la boca con calma para tener unos segundos más para pensar, ya que por dentro estaba entrando en pánico ¿Y ahora? ¿Qué se supone que tendría que responder?

"Miente, miente, miente"

--Porque vives hablando de eso, Rusia, ya todos en esta casa sabemos que pasa en el maldito vídeo gracias a tus comentarios--Habló con un enojo fingido con la mínima esperanza de que eso tapara sus incesantes nervios.

Argentina levantó la mirada al oír la voz levemente alzada del mayor, ya que la tenía mirando al suelo desde que el ruso lo acosaba con esos ojos intimidantes. Esto hizo que los europeos se concentraran nuevamente en la comida, fingiendo que nada de eso pasó.

Pero Rusia no se detendría allí, al contrario, tomó su teléfono, riendo levemente mientras lo usaba.

En eso un mensaje llega al celular del ucraniano, este, confundido, lo toma, notando que era del ruso, rodó los ojos mientras lo abría, notando que era un sticker de gif.

El gif comenzó apenas abrió el chat, haciendo que el pelinegro se sonrojara mientras apagaba la pantalla del dispositivo.

¿De que se trataba? Pues estaba seguro de que era un pequeño fragmento del vídeo.

Pero Ucrania sólo pudo pensar en dos cosas.

Uno es el como mierda su hermano había hecho ese sticker.

Y dos, que ese definitivamente no era Argentina.

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